OPINIóN
Actualizado 03/05/2015

Domingo 5 de Pascua. Jn 15, 1-8. El domingo pasado estuvimos ante Jesús Buen Pastor. Hoy, ante Jesús que es Vid, la Viña universal, y nosotros somos sus sarmientos o, mejor dicho, su vino.

Que el mundo entero sea Vid frondosa que nosotros seamos buen Vino, para ver, para oler, para gustar, para beber, para compartir en esta gran fiesta de vida que es el Universo-Tierra.

Dos son los temas básicos que el evangelio de Juan ha desarrollado desde la tradición de Jesús y desde su propia experiencia de Iglesia, en un mundo (Mediterráneo Oriental) donde el vino había sido y era desde tiempo antiguo y signo sagrado.

-- La vida de Jesús y de sus creyentes es un don generosa, vida compartida que se entrega y se goza, en amor generoso que se abre y extiende por el mundo entero.

-- La viña es una planta simbólica, especial (que no es roble, ni es hiedra, ni es piña?), una planta que, unida con el trigo, ha formado parte de la gran cultura cristiana del mundo mediterráneo.

Quiero que se tome y se entienda esta lectura como imagen gozosa (¡y peligrosa!), que nos hace sentir y pensar y vivir? Tiene como digo dos aspectos:

La viña/vid es una realidad natural: Una planra con sus ramas o sarmientos, la gran vida, el universo entero, miembros unos de los otros, y en el centro, al servicio de todos, el Cristo.

El vino es una imagen cultural: Los racimos de la viña hechos ya vino, con cuidado, con cariño; vino que parece sangre, vino que anima y enciende (pero que puede embriagar); así es la religión, así es la vida: Una experiencia peligrosa y fascinante de emoción y entrega de la vida, en Cristo Vino.

No me ocupo hoy de la de la expansión y aplicación de esa imagen a otras culturas, con sus valores y sus limitaciones. De eso podré hablar otro día. Hoy me ocupo solo de la viña y el vino. Todos somos (podemos ser) sarmiento y pámpano del Dios de (que es) la Vida. Todos somos en Cristo buen vino?

Desarrollaré brevemente el motivo de la viña? Me detendré luego en el vino, con cierta extensión, tomando el motivo (los motivos) de mi Diccionario de la Biblia. Buen bien de semana pascual a todos.

(Primera imagen- Icono del Cristo Ampelos (viña); todos los creyentes son/somos sus ramas, sarmientos.
Segunda imagen: El texto del Diccionario de donde he tomado estos pasajes)
 

Texto. La vid verdadera (Jn 15, 1-8).

[1. Vid del Padre]
? Yo soy la Vid verdadera, y mi Padre el viñador. Todo sarmiento que en mí no da ruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé fruto más pleno. Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.

[2. Vid con frutos]
? Permaneced en mí, como yo en vosotros. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.

[3. Vid, sarmientos]
? Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. Quien permanece en mí y yo en él, da mucho fruto; pues sin mí no podéis hacer nada. Quien no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca...
? Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos....

LA VIDA DEL EVANGELIO DE JUAN, UNA ALEGORÍA EN TRES PLANOS

Es una alegoría histórica, que presenta a Jesús como Vid verdadera, cumplimiento de la esperanza israelita: templo de Dios, fuente de vino, árbol de vida verdadera (frente a otras vides que pueden ser falsas, porque engañan, dividen, emborrachan?). Por eso, he comenzado diciendo que la viña pertenece al Padre, verdadero Viñador: por fin ha plantado una Viña que logra dar fruto por siempre (cf. Is 5, 1-2; Mc 12, 1).

Es una alegoría cristológica: Jesús es la Vid que florece, madura y da vino abundante sobre el mundo (cf. Apartado 2º: Vid con frutos). La palabra central del pasaje habla de unión con Jesús, de permanecer en él, como un sarmiento que recibe la buena savia de la vida, vino que alegra a dioses y humanos. Jesús aparece así como árbol abundante, sagrado, del que mana la fiesta de vida para todos los que quieran beberla agradecidos.

Ésta es alegoría eucarística (cf. Apartado 3º: Vid, sarmientos). Central es la vid, pero en ella resultan esenciales los sarmientos, es decir, los cristianos que aceptan y beben el vino del Cristo, convirtiéndose con él en verdadera eucaristía. Ciertamente, los sarmientos nada pueden sin la Vid, no tienen savia para vino. Pero la Vid tampoco puede extenderse jubilosa por la tierra, dando frutos de abundancia sin sarmientos. Desde este fondo se comprende la palabra del Cristo eucarístico de Juan cuando proclama: "quien cree en mí hará las obras que yo hago, y las hará incluso mayores, pues yo voy hacia el Padre" (Jn 14, 12).

AMPLIACIÓN 1. LA VIÑA Y EL VINO EN EL AT

El vino constituye con el pan y (y el aceite) el signo básico de la sacralidad y abundancia de la tierra prometida, apareciendo como uno de los elementos fundamentales de las ofrendas del templo. Tiene un carácter ambiguo: está vinculado al riesgo de embriaguez, pero se utiliza, de un modo especial, en las fiestas y ofrendas del templo. El vino se menciona frecuentemente en las listas de ofrendas que se presentaban a las divinidades en los sepulcros o en los templos del oriente y aparece en los cultos de Baal. En Sas Shamra ciertos ritos litúrgicos daban ocasión para beber vino con (ofrecido a) los dioses. Los cultos de Dionisos, Attis o Mitra utilizarán el vino en los banquetes sagrados, lo mismo que hará después el orfismo. La famosa «confesión de fe» de Sal 16, 3-4 está vinculada al rechazo de las libaciones paganas: «No ofreceré sus libaciones con mis manos, ni mis labios pronunciarán sus nombres» (el nombre de los dioses a quienes se consagra el vino).

(1) Nombres. Se dice en hebreo de varias formas.

(a) Yayin: bebida producida por fermentación de uva. Esta es una palabra que está relacionada con el oinos griego (el vinum latino y vino castellano). Proviene de la vid (originaria del sur del Caúcaso) y su elaboración aparece atestiguada, tanto en Mesopotamia como en Egipto hacia el 3.000 a. C., extendiéndose a través de los fenicios por todo el Mediterráneo. Al asentarse en Palestina, los israelitas consideraron vid y vino como bienes propios de esa tierra.

(b) Tirós parece referirse a mosto (zumo de uva sin fermentar), aunque en los textos tardíos recibe el mismo sentido que yayin, refiriéndose al vino propiamente dicho.

(c) Sakar tiene un sentido más amplio que el anterior y puede traducirse por sidra (de la misma raíz que Sakar: sikera) y cerveza. Se produce de la uva, pero también, y sobre todo de cereales (cebada), frutas (dátiles, granadas y manzanas etc.). En ese sentido evoca varios tipos de zumos y bebidas fermentadas. Cuando, más tarde, el cristianismo sólo acepte como bebida cultual el vino fermentado de uva (y no el mosto o zumo de frutas) estará interpretando la tradición bíblica de una forma restrictiva. Dentro del campo semántico y simbólico del vino caben en la Biblia bebidas diversas, entre las cuales (por analogía) podrían incluirse cervezas, sidras y zumos, propios de varias culturas del mundo. Volviendo a la tradición del Antiguo Testamento, la entrada y posesión de la tierra por los israelitas está vinculada a la fiesta del vino, como muestra el relato de los racimos de uva de los exploradores de la tierra

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