Probablemente el mayor error que Juan Goytisolo haya cometido en los últimos tiempos, sea haber aceptado el premio Cervantes y, consecuentemente, prestarse a participar en esa ceremonia alcalaína de entrega que no puede ser más cutre, anticuada, clasista y de tan pomposa artificialidad que más parece cónclave de estirados figurantes y pasarela de atavíos y peinados que cosa cultural que se precie.
Juan Goytisolo, un absoluto referente para todos los luchadores por la libertad durante el franquismo, guía de hombres libres todavía, y para siempre, y con extraordinario talento para reflejar con gran calidad literaria tanto sus investigaciones y conocimientos filológicos, históricos o filosóficos como la hedionda realidad que circunda los núcleos de la mezquindad política, cercano siempre a los débiles, adalid de la verdadera interculturalidad y siempre azote del postureo seudocultural generalizado en este país, no podía ser bien recibido por los frufrús moqueteros ni los aspavientos de frac, y mucho menos por la medianía periodístico-cultureta que desde hace mucho tiempo reparte entre los miembros de sus escalillas los premios bumerang ?algunos muy oportunamente rechazados-, de una cultura oficial que ha perdido cualquier orientación y todo su prestigio en manos de la pura ignorancia.
Aun así, gentes que no le llegan a Goytisolo ni a lo que desprende la suela de sus zapatos, no sólo literariamente sino en su estatura ética y humana, o mercachifles del papel prensa que probablemente no han entendido ni un párrafo de Coto vedado o Reivindicación del conde don Julián, si es que alguna vez abrieron sus páginas, se permiten estirar el cuello en santa indignación por el aspecto y vestimenta del escritor en Alcalá, por su actitud distante frente a los figurones de asiento reservado y también, aunque esto es más entendible por la cortedad del entendimiento en esta gente, por la prístina declaración de humanidad que contuvo su discurso de aceptación, única razón que podría compensarnos por la presencia del gran Juan Goytisolo en aquel paraninfo.