El poder "opinar" en esta columna semanal es hablar sin ningún tipo de condiciones. Incluso puedo hacerlo de otro medio local, ni redactor ni director son mis jefes, sólo mi conciencia.
Hace unos días tuve el placer de volver a coincidir con Alberto Pérez, periodista salmantino al que conocí como becario en tiempos inmemoriales con Toni en la Cope, en aquella época el corazón latía rápido ante un micrófono, más tarde en la Ser, Alberto nos regaló 10 minutos todos los miércoles antes de terminar su programa deportivo para charlar sobre deporte y discapacidad.
Nuestro penúltimo encuentro ha sido en televisión, en el programa de tú a tú. Una entrevista cercana y entrañable. Se grabó y emitió pero no la veré, me da una infinita vergüenza escucharme y verme, sí me han llegado comentarios sobre la misma. Ahí está para la posteridad.
Os puedo decir, que cuando he repasado mentalmente el examen, se quedó tinta en mi boca, entiendo estas oportunidades como únicas, olvidé o no me atreví a mencionar parte de las estrellas y el vacío que han dejado eternamente, leer entre líneas no es tarea sencilla, un esbozo ligero o un costumbrismo íntimo y parvo es lo que pude decir callando tanto de mi y de ti.
Gracias Alberto Pérez.
Para la preciosa Daniela y sus papás.