OPINIóN
Actualizado 01/05/2015
Rosa Gónez

Ya estamos acostumbrados a que, unos meses antes de las elecciones, toda la ciudad esté patas arriba con las obras que te obligan a cambiar de ruta cada día, en función de las calles que van cortando o abriendo al tráfico, cambiando temporalmente o definitivamente de sentido,?para tener algo que inaugurar. Este año ha tocado hacer rotondas, y, bueno,? unas bien?, otras mal,? y otras regular. Ya sabemos que nunca llueve a gusto de todos y que las rotondas tienen tantos defensores como detractores.

En Salamanca hay más detractores, por la manera tan caótica que tenemos de utilizarlas. Llegas a una rotonda y ya te puedes acomodar en el asiento para disfrutar del espectáculo del círculo perfecto y completo que traza un coche lentamente por el carril exterior mientras los espectadores involuntarios, apostados en las demás entradas, esperan pacientemente su turno para repetir la proeza. Que digo yo, que no hacía falta que el ayuntamiento se gastara tanto dinero en carriles interiores: con un solo carril bien amplio en cada rotonda bastaría, porque, a fin de cuentas, es el único que usamos.

Luego, cuando pasan las elecciones, la ciudad aparece más bonita aunque sea por un breve periodo de tiempo: las vallas y los conos por fin se recogen y dejan sitio para jardincillos recién arreglados. Y hasta la circulación, durante unos días, parece más fluida.

Pero este año va a ser diferente, al menos cuando vayas andando, porque han desaparecido muchos pasos de cebra. Ahora, para cruzar la avenida Portugal, por ejemplo, tienes que recorrer acera arriba o acera abajo, una distancia que, para algunas personas, las que tengan movilidad reducida por ejemplo, resulta demasiado larga.

Un observador externo podría concluir que esta ciudad está pensada más para los coches que para las personas, pero a mí no me lo parece, porque cada vez que quiero salir por ejemplo por Canalejas o por la carretera Aldealengua, tengo que parar forzosamente en todos los semáforos. En la Gran Vía, puede que se haya hecho adrede para que no se pueda acelerar y, por tanto, se produzcan menos atropellos, pero aún ahí, me queda la duda de si en Salamanca, la función de los semáforos haya sido siempre la de juntar coches. Y, por lo visto, a partir del 24 de mayo, será también la de juntar peatones.

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