OPINIóN
Actualizado 30/04/2015
Coordinador: Marcelino García

En el territorio calabrés el enraizamiento de la organización es total y proyecta sus sombras sobre todos los aspectos de la vida diaria

     Calabria, región del sur de Italia que goza de una ubicación envidiable y un precioso paisaje, es por desgracia patria de la N'drangheta, una organización criminal fundada a mediados del siglo XIX que creció con arrogancia desde 1950 gracias a la limitada presencia del Estado. Se expande en los años 60 en adelante, en Italia y en el mundo. Mediante los secuestros de personas consigue liquidez inmediata, es actualmente una de las organizaciones criminales más poderosas del mundo, tiene un monopolio en el comercio de drogas, gestiona el sector de la construcción y el sistema de extorsión.

     Tiene una estructura interna carente de dirección estratégica y se caracteriza por un tipo de inteligencia orgánica. Tiene su propio "código ético" expresando normas que todos los miembros de la organización deben cumplir. Consigue apoyo popular a través de métodos de intimidación y violencia. En el territorio calabrés el enraizamiento de la organización es total y proyecta sus sombras sobre todos los aspectos de la vida diaria.

    Ndrangheta y poder político forman un binomio que va a manipular el sistema democrático, que influye en la composición de la política de representación democrática mediante el "intercambio oculto" entre el voto y la manipulación de los recursos públicos para fines privados ilegales.

    En mi opinión, el fenómeno se produce principalmente como una cuestión de ética; de hecho la presencia histórica en el territorio de esta organización creó un ideal colectivo en la sociedad, un modo de pensar y de actuar adecuado a la lógica de la organización criminal. Para la mayoría de la gente de Calabria, sólo la Ndrangheta tiene derecho a fijar las reglas y recibir elogios a priori.

     Los ciudadanos renuncian al ejercicio de algunos de los derechos humanos más importantes de los cuales son titulares, lo que es constitucional pierde sentido para la mayoría de las personas. Se crea una autolimitación del derecho de voto (se vota a Fulano porque así le gusta a la organización) y también del derecho a la libertad religiosa: se encontrará con dificultades un calabrés no católico, pues la 'Ndrangheta adopta esa religión como su expresión y quien no se adhiere a ella, como a las demás lógicas mafiosas, está aislado, discriminado, es visto con recelo. Un ejemplo claro de su capacidad de limitar el derecho de opinión y de expresión es la "prohibición" que la organización hizo de realizar manifestaciones pacíficas contra ella.

    Luchar contra la 'Ndrangheta supone entender, creo, que la lucha debe ser antes que institucional una lucha de la civilización, restando a esta organización criminal el consentimiento indirecto, la colaboración en forma de la omertá o ley del silencio.

    Se debe deconstruir la tradición de la cultura mafiosa anclada en el territorio, y combatir la tendencia a considerar la mafia con una lógica normal, como si fuera algo habitual. Reconstruir la fides, especialmente en las personas y en sus valores mas profundos a través de un objetivo compromiso diario, con acciones concretas de socialización que impliquen a todos los ámbitos de la sociedad, desde la misma escuela, y la vigilancia de la dinámica de la sociedad.

  Con la esperanza de que un día se podrá finalmente conseguir que la sociedad calabresa sea una verdadera sociedad civil y democrática.

 
 
Dario Sammarro. Activista de Amnistía Internacional Salamanca
 
 

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