OPINIóN
Actualizado 28/04/2015
Cipriano Pablos

A los medios de comunicación y a los ciudadanos, en general, nos suele dar más juego la noticia negativa: se la exprime hasta sacarle todo el jugo y se persevera en mantenerla a flote, porque vende más que la noticia amable y ejemplar. Parece que nos va más el escándalo que la ejemplaridad.

Por los tiempos que corren y vivimos, estamos saturados de noticias trágicas, de sucesos que nos recuerdan a diario las debilidades humanas, que son tantas, de comportamientos poco edificantes y que se producen, con demasiada frecuencia y repetición, en personas y personajes que deberían ser más ejemplares de hecho y de derecho.  Lo cierto es que la sociedad está necesitada de otros aires más respirables, de nuevos modelos que la hagan más humana y más justa.

Estos modelos no abundan, por desgracia y cuando aparece alguno nos cuesta tiempo reconocerle sus valores y mantenerlo en primera línea informativa. Vende más un "chorizo" que un alma limpia y generosa.

A.R.P. que no es otro que ANTONIO ROMO PEDRAZ, es un sacerdote que ha calado hondo por predicar con el ejemplo ( podía darle "unas clases" al cura de mi pueblo). Es un orgullo, tiene que serlo, para la diócesis de Salamanca  (¿ está vacante, por cierto?). Tras esa figura menuda y aparentemente débil, se esconde la fortaleza de un hombre de fe, que lleva a la práctica sus creencias y que nos  da ejemplo cada día a todos. Deberíamos estar acostumbrados a que nuestros sacerdotes fueran  de ese talante, pero desgraciadamente no es así. He tenido oportunidad recientemente de  comprobar cómo están más preocupados por que cumplamos con los mandamientos de la Santa Madre Iglesia ? que está muy bien que se preocupen -  que con los mandamientos de la Ley de Dios, que son los primeros que tenemos que cumplir. Antes cristianos que católicos.

Desde la modestia de este rincón, rindo mi homenaje y admiración  a este ser humano poco frecuente en estos tiempos y le agradezco que, gracias a sacerdotes como él, es posible seguir creyendo. Castilla y León le premia por sus valores humanos. Dios será más generoso con él, por su bondad, por su humildad y su generosidad. Todo se lo merece.

 Gracias, D. Antonio, sacerdote, hombre de bien, alma limpia y corazón de oro.

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