Como halcón _Del Castillo_, alza su vuelo
a un Águeda silente, cadencioso;
despliega alas al alba, surca el cielo
acecha atardeceres, ambicioso.
Vuela a donde el Mondego desvanece
y su ser al Atlántico confía;
olas de sal en su vaivén le mecen
y afloran lienzos de policromía.
Horizontes de azul, sal, viento, arena,
de místicos ocasos marineros;
nostalgias ocres, caracolas, penas
y un fado que desgarra, en dos, el cielo.
Fecundo vuelo. Miróbriga te espera
te aguarda como novia enamorada,
la colmes de pigmentos, primaveras,
de besos y caricias desatadas.
La dehesa exuberante te reclama,
tú tornas a ella presto, diligente;
arrullo de la tórtola en la rama,
fontana de agua fresca y transparente.
En el desván _donde el olvido impera_,
el tiempo _marioneta de la infancia_,
callado duerme _con ilusión postrera_,
y aguarda tus pinceles sin tardanza.
Carlos Blanco
Salamanca, 6.II.2013