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ALFOZ
Actualizado 26/04/2015
Redacción

Pese a la lluvia, ha sido constante el goteo de visitas a la diámica localidad del Campo Charro (GALERÍA DE FOTOS)

Morille recuerda las raíces comuneras de Salamanca. Un año más, los vecinos, autoridades y amigos del pueblo han representado este fin de semana 'El romance de los Comuneros'. La lluvia impidió que la obra se desarrollara en la calle, lo que obligó a escenificar esta pieza en el salón de actos del Ayuntamiento, lleno hasta la bandera.

Una pieza por la que desfilaron los protagonistas de aquella revuelta comunera contra el emperador, en su anhelo de independencia y libertad. Bajo la narración de María Mercedes García, al escenario subieron el Rey Carlos I, procuradores, obispos, soldados, damas, curas, el pueblo y, sobre todo, los tres comuneros, Juan Bravo (representado por el alcalde Manuel Ambrosio Sánchez), Maldonado y Padilla.

El primer edil valoró especialmente el esfuerzo de vecinos y visitantes que, pese al mal tiempo, han ayudado a que la organización de las actividades se desarrolle con calidad.

Con todo, Morille se ha transformado este fin de semana en una villa comunera, con la recreación del Mercado de época y las actividades socioculturales paralelas, como la exposición de fotografía cedida por la Fundación Villalar.

Como novedad en esta edición, este pasado sábado se celebró el I Ciclo de Debate Histórico. Por la tarde, los visitantes pudieron viajar en el tiempo con la recreación de la villa y la apertura del mercado, en el que no faltaron las demostraciones artesanales, animación de calle y taberna.

Este domingo también el mercado también abrió sus, donde los visitantes pueden ver cómo se trabajan a mano diferentes materiales.

Romance que el leonés Luis López Alvárez escribió los sucesos sobre las Comunidades en contra del rey Carlos

LOS COMUNEROS

Unidad primera

Las campanas de San Pablo
han cesado de tocar,
de pie, los procuradores
se yerguen para mirar.
Al rey postrado de hinojos
a la izquierda del altar,
el de Burgos por las Cortes
le ha comenzado a exhortar:
"Si nos hallamos reunidos
es para haceros jurar
los fueros y libertades
que tendréis que respetar.
Una vez halláis jurado
las Cortes os jurarán
soberano de Castilla;
sin deciros majestad,
que es tratamiento extranjero
que Castilla no ha de dar.
Mercenario sois del pueblo
nunca lo habéis de olvidar.
Si al servicio estáis del pueblo
el pueblo os lo pagará.

A Aragón se fue don Carlos
y Aragón le hizo esperar
que hasta pasados seis meses
nadie le quiso acatar.
Dos años han transcurrido
cuando vuelve a la ciudad
donde rey fue proclamado
sin decirle majestad.
Las calles están desiertas
nadie se quiere mostrar
que el rey falto a su palabra
y a más no pudo faltar.

Unidad segunda

Como Castilla se inflama
decide de convocar
las Cortes en Compostela
donde mejor dominar.
En Compostela las Cortes
no le llegan a votar
el servicio que les pide
para hacerse coronar.
A aquellos que se le oponen
el rey les hace expulsar
y a los que aún le resisten
el rey los sobornará.

En Toledo los vecinos
se han llegado a sublevar,
los regidores reunidos
formaron Comunidad.
Los toledanos afirman
que solos se regirán
y han elegido una junta
que preside un capitán.
Es su nombre, caballeros,
venerado en la ciudad.
Es su apellido Padilla
pero su nombre es don Juan.
Don Carlos que Adriano queda,
un flamenco cardenal,
de regente de Castilla
para poderse ausentar
le ordena que con Toledo
se proceda sin piedad.


Tercera unidad

En Castilla mientras tanto
verdecieron las laderas
se estremecieron los chopos
se enjambraron las colmenas.
Los procuradores tornan
pesarosos a su tierra
que antes partir juraron
que nunca el servicio dieran.
Mas el que manda acostumbra
a sobornar las conciencias
de los que el pueblo le envía
portador de sus protestas.
Pero no hay traición que quede
por mucho tiempo secreta:
de la traición de los suyos
los castellanos se enteran.

En Segovia al enterarse,
los vecinos se concentran.
es Juan Bravo quien les manda
Juan bravo quien les arenga.
Ya en Zamora mientras tanto
tienen jefe a la cabeza.
se llama Antonio de Acuña
y es obispo de la iglesia.
Igual acontece en Toro,
Ávila, León y Cuenca.
de Soria y Guadalajara
las mismas noticias llegan.
En Alcalá y en Madrid
ya no manda la realeza.
Alicante y Salamanca
se suman a la revuelta.
Y por todas las ciudades
alegres campanas suenan
convocando a los vecinos
para formar Asamblea.

Cuarta unidad

Ya Adriano ha convocado
el Consejo de Regencia
y precipita sus tropas
a reprimir la revuelta.
Ronquillo, el Pesquisidor,
hasta mil jinetes lleva.
Los segovianos se arman
y sosegados esperan.
Ya puede quedar Ronquillo
a la orilla del Eresma
que Segovia no se rinde
Segovia no se doblega.

Un día se ve en los montes
moverse una polvareda:
"Segovianos, segovianos,
somos gente comunera
venimos desde Madrid,
Juan de Zapata en cabeza".
"Segovianos, segovianos,
abridnos todas las puertas,
somos hombres de Toledo
con Padilla a la cabeza".
Maldonado Pimentel
con sus salmantinos llega
después de haber expulsado
los nobles de sus haciendas.
Ronquillo levanta el sitio,
Segovia guardó entereza.
¡Qué alborozo por las calles
los pendones se despliegan,
morados pendones viejos
violados por tanta espera.

Adriano se consulta
en Consejo de Regencia
por vencer los segovianos
no sabe lo que no diera.
Hacia Medina del Campo
vuelve sus ojos de presa,
que es Medina a la sazón
una ciudad artillera.
Mas los vecinos reunidos
deciden negar las piezas
los soldados del Consejo
de la ciudad se apoderan
y derramando alquitrán
prenden fuego con sus teas.
De poco su saña vale
al Consejo de Regencia
que entran en Comunidad
Úbeda, Burgos, Palencia,
Valladolid, Badajoz,
Ciudad Rodrigo, Baeza,
Sevilla, Toro, Jaén,
Cáceres, León y Cuenca.

El pueblo se da a sus jefes
expulsa a los que le dieran
y subiéndose a los montes
comunica por hogueras.
Castilla se pertenece
a nadie perteneciera
mensajeros afanosos
se expanden por la meseta.
Y en la razón de los otros
nuevas razones encuentran.
Ya cunde en toda Castilla
la rebelión comunera.
Comunes el sol y el viento
común ha de ser la tierra
que vuelva común al pueblo
lo que del pueblo saliera.

Quinta unidad

Una mañana de agosto
los capitanes del pueblo
al frente de sus mesnadas
se alejan hacia Adanero.
Pronto la noticia corre
por los llanos y los tesos.
Los que varean la lana,
dejan la lana en el suelo
las que vienen de los pozos,
posan los cántaros llenos.
Acuden de todas partes
menestrales y labriegos.
llegados frente a Medina
se detienen en silencio.
Quedan en pie sólo muros
calcinados por el fuego.
Como algunos medinenses
se afanen en los aleros,
Juan Bravo picando espuelas
se precipita a su encuentro.
"Nunca olvidará Segovia
lo que por ella habéis hecho".

Avanzan, pasada Rueda,
entre cardos polvorientos.
les queman del sol sus armas,
se levantan los vencejos.
Padilla, Bravo y Zapata
van cabalgando parejos
cuando surge de los pinares
un grupo de caballeros.
"En nombre de Tordesillas
venimos a vuestro encuentro.
Si pronto no nos llegarais
nos llegarán los flamencos
que ya han querido llevarse
la reina de su convento".
Los vecinos les reciben
con muestras de gran contento.
hasta la plaza han sacado
morados pendones viejos
y las mozas se han prendido
el morado comunero
sobre las mantillas blancas
sobre los corpiños nuevos
¡cómo vuelan las campanas
al entrar los comuneros!.

Tras haberse concertado
Padilla y sus caballeros
se dirigen a palacio
que sirve a Juana de encierro.
Nada os han dicho señora,
de la invasión de extranjeros
ni del pechar implacable
que han convertido en saqueo.
Castilla tan presa estaba
como Vos en vuestro encierro.
La reina nombra a Padilla
general de sus ejércitos
y le pide que la Junta
se convierta en su gobierno.
¡Cuán gozosos abandonan
a Juana los comuneros!
Se aferran a reina loca
por no asirse a rey cuerdo
¡Loca estuviera la reina
para juntarse a su pueblo!.

Sexta unidad

En Tordesillas convocan
la Santa Junta del Reino.
Las ciudades hermanadas
envían los mensajeros
que en la Junta representen
los que acudir no pudieron
de Ávila, llega un pelaire,
de Burgos, un cerrajero,
de Palencia, un alguacil
se ha traído su consenso,
a Salamanca se le escucha,
por la voz de un pellejero,
por Medina, un tundidor,
y por León, un herrero;
de todos oficios salen
los que bregar por el pueblo.
En Tordesillas promulgan
una ley de mucho aliento:
"Que en el futuro a los grandes
se les quite del gobierno,
que no guarden fortalezas,
que no cuenten con guerreros,
que tiranías pasadas
no puedan volver con ellos.
Que cuadrillas y parroquias
ejecuten lo dispuesto.
que los vecinos se acerquen
para prestar juramento.
La lucha larga ha de ser
por la libertad del reino
que no fuera libertad
la que los reyes le dieron,
que libertad concedida
no es libertad, sino fuero.
Igualdad en el pechar
para el futuro queremos,
que se den mejores tratos
a los indios de este reino,
que nada se dé a los jueces
si bienes hay en un pleito
y se libere a la reina
de su vivir en encierro".

Séptima unidad

El otoño va avanzando
y las jornadas abrevian.
Adriano y su Consejo
han declarado la guerra.
Los días ya son más cortos,
las noches ya son más luengas
los surcos ya removidos
están esperando siembra.
Para lograr distinguirse
hombres de la misma tierra,
se cosen cruz blanca al pecho
los que van por la realeza.
cruz roja de rebeldía
es la insignia comunera.

El dieciséis de febrero
en Burgos, de madrugada,
entre faroles y cirios
un cadalso se levanta.
Varios frailes atraviesan
la vecindad congregada,
suenan trompas y tambores,
la voz de un pregón se alza:
"Que sepan todos los pueblos
de los mis reinos de España
que en uso de mi poder
al que nadie menoscaba
más absoluto y real
que antes de que estallara
la rebelión de que sufren
las ciudades castellanas
condeno sin enjuiciarles
y con sentencia inmediata
doscientos cuarenta y nueve
comuneros de más talla
a morir si son seglares,
y si clérigos que salgan
de los conventos e iglesias
perdiendo cuanto les valga.
(Firmado en Worms, vuestro rey
Carlos Primero de España).

Al acabarse el pregón
mil murmullos se levantan.
¡Viva Padilla!, alguien grita,
nadie su voz sofocara,
que amapola comunera
en todo trigales ampara.

Octava unidad

Muy pronto en Valladolid
de lo de Burgos se habla
se enfurecen los vecinos
y se van hacia la plaza.
¡Traidores y criminales
contra nosotros batallan!.
que grandes crímenes fueron
el que a Medina incendiaran.
Y el asalto a Tordesillas
que a sus vecinos mataban
por haber dado a la Junta
cuanto tenían en casa.

En los atrios y en los claustros
los campesinos verán
al obispo de Zamora
a caballo predicar.
"Tended palios y manteles
y en su interior arrojad
custodias, joyas, patenas
y vasos de consagrar.
La Iglesia cuanto más pobre
más a Dios se acercará.
el oro de los altares
es agua sin alumbrar
llevándoselo a la Junta
al pueblo le brotará".

Novena unidad

Ya apunta en el horizonte
ya aparece Villalar.
los soldados comuneros
salieron del lodazal,br />van corriendo por las eras
hasta las casas llegar
e instalando allí las piezas
comienzan a disparar.
Ya llegan los imperiales
encima les tienen ya.
ya apresan los Maldonado,
ya comienzan a avanzar.
Padilla, picando espuelas,
lanza al aire, ¡libertad!
poco a poco caen sus hombres
heridos o muertos ya.
A Juan Bravo, espada en puño
le acaban por apresar.
Anochece ya en los campos,
sólo se oye el gritar
de comuneros heridos
que acaban de rematar.

No tardan mucho los nobles
en pronunciar su sentencia:
Juan de Padilla y Juan Bravo
que paguen con sus cabezas
y Francisco Maldonado
por vida quede en la celda,
mas las tropas les reclaman
de un Maldonado cabeza.
Y a Francisco Maldonado
la arrancarán en oferta.

Décima unidad

Apunta ya el nuevo día
tras sacarles de sus celdas.
Los imperiales dos mulas
de negro luto enjaezan.
Juan de Padilla y Juan Bravo
han de cabalgar en ellas.
Un pregonero abre el paso
gritando a la concurrencia:
"Justicia en nombre del rey
y el Consejo de Regencia.
por su traición y su infamia
los caballeros perezcan".
En dos picotas agudas
levantan las dos cabezas,
para servir de escarmiento
han de dejarlas expuestas.
Al caer del mismo día
se añadirá una tercera.

Undécima unidad

Mil quinientos veintiuno
y en abril para más señas,
en Villalar ajustician
quienes justicia pidieran.
¡Malditos sean aquellos
que firmaron la sentencia!
¡Malditos todos aquellos
los que ajusticiar quisieran,
al que lucho por el pueblo
y perdió tan justa guerra!

Desde entonces ya Castilla
no se ha vuelto a levantar,
en mano de rey bastardo
o de regente falaz,
siempre añorando una junta,
o esperando un capitán.
Quién sabe si las cigüeñas
han de volver por San Blas
si la heladas de marzo
los brotes se han de llevar.
Si las llamas comuneras
otra vez crepitarán.
Cuanto más vieja es la yesca
más fácil se prenderá
cuanto más vieja es la yesca
y más duro el pedernal.
Si los pinares ardieron
aún nos queda el encinar.

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