OPINIóN
Actualizado 21/04/2015
Joaquín Araújo

Cuando todavía los robles no han llenado sus ramas de hojas se abre una de las más vaporosas flores del bosque, la peonía: la rosa silvestre a la que podremos contemplar entera durante más de un mes.

Los espárragos silvestres ofrecerán su enhiesta delicia y la mayoría de los árboles silvestres serán fecundados por el trasiego de libadores  alados   sobre  sus   flores. Encinas,  alcornoques,  quejigos, mostajos, arces, hayas..., lodos con ese antojo de colo­rido que son las flores.

Imbricado con la estrategia de las aguas, que quieren volverse otra vez aéreas, respinga el prado infinito. Verde es color muy verdadero porque funda y fundamenta lo vivo. Glauco es el despertar de lo vital en este periodo: su vestido. Pero se trata de un imperio necesario a la par que transigente con las otras   gamas.   Porque   de   la misma forma que el universo brilla en la nada, hay también miles de galaxias de tonalida­des salpicadas sobre el verdor de los follajes y las praderas. La flor y la estrella, aunque en franca minoría, apaciguan el ingen­te dominio de lo monocromático. También hay esparcidos cánticos, murmullos, suspiros y ante todo zumbidos. Al igual que la luz gana estatura, el volumen de lo mirado-escuchado-olido aumenta. La primavera huele a futuro, por eso despierta el sosegado entusiasmo, de lo nuevo.

Que el paisaje está alegre nadie lo duda, de la misma forma que algunos de los escenarios naturales llegan a la euforia al cumplir con la más necesaria de las tendencias, con el mayor potenciador de talento creativo: la vivacidad.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. > Abril [Tercera Semana]