Ahora, en época de precampaña, vemos a los políticos cercanos, afables, en definitiva: accesibles. Pero ese espejismo desaparece en cuanto concluyen las elecciones y cada oveja vuelve a su redil. Entonces, el cordón umbilical que une al pueblo con los dirigentes, se corta y sólo podemos ver a nuestros mandatarios en los noticieros como figuras inalcanzables que manejan al pueblo como piezas de ajedrez, muchas veces, para su propio beneficio como vemos últimamente.
En el sermón dominical escuché al sacerdote hablar del acercamiento de Jesús a sus discípulos una vez que este hubo resucitado. Comentaba que de nada sirve seguir los mandatos de la Iglesia si no había "conexión" con Dios. Que precisamente Jesús quiso que le vieran después de muerto para recordar a los hombres que él seguía aquí, entre nosotros, cercano?. accesible. Por ello debemos encontrarlo, conectar con él, ya que siempre tiene los brazos abiertos para nuestras súplicas aunque a algunas ha de decir: NO.
Haciendo un ejercicio de extrapolación (fuerte), comparo a los señores del poder con las palabras de Xto y pienso que, quizá, muchos de los problemas que tenemos con nuestros dirigentes sea, precisamente, la falta de conexión con el pueblo. Los políticos se enzarzan en guerras y polémicas entre ellos que nada o muy poco tienen que ver con las necesidades de los que están gobernando, dirigiendo? cuidando.
No me entiendan mal, yo no digo que le pidan opinión al "pueblo llano" cada vez que promulguen una ley o realicen alguna acción política, ya que para eso no los necesitamos. Con poner un sistema de votación online y unos administradores nos valdría. Me refiero a que los gobernantes deben, tienen, que bajarse del pedestal para escuchar y ver el SUFRIMIENTO del pueblo, porque al sentirnos y nosotros sentir que nos sienten, entonces se formará un vínculo fuerte y podrán dirigirnos por el camino correcto hacia un mañana mejor y, dicho de paso, no despilfarrarían o saquearían, ya que nadie o muy pocos roban a un amigo o emprenden acciones que llevan a la ruina a su familia para sacar un provecho propio.
Señores del poder, desde mi humilde opinión les aconsejo, que si de vez en cuando salieran de su burbuja (ficticia totalmente) y sintieran el esfuerzo estoico de los pequeños empresarios, el sufrimiento de los estudiantes brillantes que tienen que falsear sus curricula para poder trabajar, a los trabajadores que no les alcanza el sueldo para mantener a sus familias, quizá y digo quizá, se convirtieran en buenos políticos y, por ende, en buenas personas.