En la agenda de un universitario cristiano en Salamanca el jueves es el día de la oración comunitaria. Cada semana nos reunimos en la capilla de la residencia Santa Inés para compartir un tiempo de oración con los compañeros de la Pastoral Universitaria, y una vez al mes en la Casa de La Iglesia con todos los jóvenes salmantinos.
El pasado jueves en la oración juvenil hablamos de la conversión del corazón. Viendo el ejemplo de los discípulos de Jesús, que al escuchar la llamada lo dejaron todo y lo siguieron, intentamos descubrir en qué momento de la vida Jesús nos está llamando a nosotros. "Recibimos muchos mensajes a lo largo del día" ? dijo la persona que dirigía la oración ? "un montón de whatsapps, mails, llamadas?Pero no podemos dejar sin respuesta la llamada más importante ? la que nos hace el Señor".
Pensar en la oración como en un intercambio de mensajes instantáneos puede ser interesante. Hoy casi todo el mundo tenemos la costumbre de mandar mensajitos rápidos a las personas queridas a lo largo del día. Si te va bien en los estudios escribes un mensajito a tus padres para que se alegren contigo. Si te apetece salir a tomar algo "whatsapeas" a los de tu peña para quedar con ellos.
Pero los mensajes más bonitos suelen ser los que mandas a la persona más querida, a tu amigo más especial. Me he despertado pensando en ti. Hoy hace muy bueno en la calle. Qué divertida la clase de hoy. He visto un arcoíris, te mando la foto. ¿Verdad que es genial?
Todas estas cosas pequeñas que llenan tu corazón de alegría (y las pequeñas tristezas, también) las compartes con la persona más querida, porque quieres que las viva contigo, porque sabes que les prestará atención por muy pequeñas que parezcan. Porque sabes que te ama.
Y así también en tu oración. Hablas, compartes, cuentas cosas, con sinceridad y confianza. Como Santa Teresa de Jesús: oras tratando como amigo a Aquel que sabes que te ama.
Arina Esse desde la Pastoral Universitaria de Salamanca