En España el valor de las personas mayores y jubiladas no se aprecia tanto como en otros países.
Hay un colectivo muy grande de personas prejubiladas y de pensionistas a las que una gran parte de la sociedad las ve como sujetos pasivos y es un gran error.
Nos pasamos la vida estudiando, perfeccionando la carrera profesional, trabajando duro y cuando llega el momento de la retirada del mundo laboral, la sociedad te aparca.
Es en este momento cuando este sector puede ofrecer toda la experiencia tanto personal como profesional a la sociedad.
Este amplio sector es básico para los jóvenes, que si es cierto que salen mejor preparados de las universidades, les falta la experiencia que ofrecen los años.
Desde estas líneas hago una llamada a todas las personas con años, que ya peinan canas, que ofrezcan sus conocimientos, su experiencia de éxito y fracaso a un sector muy necesitado, quizá hambriento de consejos útiles para progresar con confianza.
Hay mucho por hacer y entre todos se puede lograr.
En la antigüedad, el modelo profesional, el maestro enseñaba al aprendiz y se mantenía a su lado hasta que había aprendido el oficio. Ahora muchos estudiantes acaban una carrera y si tienen la suerte de encontrar un trabajo acorde a su cualificacion , comienzan a ejercer sin tener en cuenta a los compañeros con experiencia. Incluso se enfrentan a ellos porque creen que saben más. Enorme error.
Las personas con muchísimos años de experiencia pueden ser tutores de los que de verdad quieran o tengan ganas de formarse.
Creo que las instituciones tendrían que considerar este aspecto social y laboral que beneficiaria a todos, en especial a las generaciones que comienzan su andadura profesional y a los que retirados de la vida laboral activa, tienen mucho que enseñar y de alguna manera es una obligación moral por todo lo que se les ofreció anteriormente.