OPINIóN
Actualizado 16/04/2015
Aran Blanche

Desde siempre, el norte de España ha gozado de ser una tierra rica en mitos y leyendas. Sus bosques frondosos y sus altas montañas han sido desde la antigüedad fruto de miedos y temores para los más supersticiosos.

Pero, entre tantas leyendas hay una que llama especialmente la atención por ser una de las más arraigadas, quizá por esa atmósfera siniestra que la acompaña. Para conocerla, hemos de viajar a la región gallega.

La Santa Compaña hace referencia a una procesión de almas en pena cuya misión principal es visitar las casas de aquellos que van a morir. Estos portadores de tan macabras noticias se pueden encontrar a partir de media noche por los caminos cercanos a la parroquia donde surgen. Aquellos desafortunados que les han visto, suelen describirlos como encapuchados que caminan como si flotasen.

Pero lo más siniestro de todo es el hecho de que siempre van acompañados por una persona viva que porta una cruz en las manos, que únicamente dejará la procesión a su muerte o en caso de encontrar a otro pobre mortal a quien cederle su puesto.

Como consejo para todo aquel que quiera evitar verse involucrado con esta oscura procesión, se recomienda dibujar un círculo en el suelo y situarse en él, o incluso tumbarse boca abajo a su paso, eso sí, todos recomiendan no mirarles jamás y mucho menos aceptar el crucifijo del mortal, a no ser que queramos vernos envueltos en este tétrico paseo.

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