OPINIóN
Actualizado 16/04/2015
Agustín Domingo Moratalla

Rosa Díez y Albert Rivera están proporcionándonos momentos gloriosos que analizarán con lupa los expertos de filosofía política. El pasado viernes Rosa Díez realizó unas declaraciones sobre algunos militantes de UPyD que se habían pasado a Ciudadanos señalando que había sido engañada por sus propios compañeros. Utilizó una metáfora futbolística para describir esta traición: "jugar a dos bandas". Unas horas antes, Albert Rivera  acudía también al fútbol para denunciar la politización de la administración de justicia con una metáfora más incisiva todavía: "los árbitros están comprados".

Si siguiéramos con el campo semántico del fútbol tendríamos que recordarles que el mercado de fichajes sigue abierto. Un mercado interesante donde no sólo se traspasan figuras de unos equipos a otros, sino que se traspasan actitudes, ideas, creencias y talantes personales. Se trata de un mercado muy interesante, abierto con ocasión del apasionante año electoral que estamos viviendo. Desde los tiempos en los que nos dinamitaron -desde dentro y desde fuera- el proyecto político de UCD, no habíamos vivido una temporada de tanta agitación política.
 
Estos dos líderes y sus formaciones correspondientes están mostrando el músculo existencial de una nueva política que son incapaces de mostrar el resto de partidos que representan una vieja política. No me refiero ahora al sinnúmero de oportunistas y arribistas de medio pelo que están brotando ante las expectativas que han despertado estas agrupaciones. Me refiero al hecho de nos planteamos abiertamente la participación cívica más elemental, los argumentos que nos mueven a estar en un grupo u otro, los equipos con los que estamos dispuestos a luchar deportivamente por nuestras ideas, incluso nuestras motivaciones más elementales para romper el apoltronamiento cívico en el que vivimos instalados.
 
En estas ocasiones siempre resulta estimulante recordar la apasionada conferencia que pronunció Ortega y Gasset en el madrileño Teatro de la Comedia el 23 de marzo de 1914, titulada "Vieja y nueva política". Nos advertía que desconfiáramos de los programas simples, nos pedía que identificáramos la nueva política como aquella que parte de la base y no de las cimas; y nos pedía una España "vertebrada y en pie". Aunque mostraba sus deseos de programas más radicales y menos liberales, pedía con insistencia que la nueva política no se redujera a una cuestión instrumental o programática sino que sea una verdadera actitud histórica.
 

En todo caso, los momentos de renovación política siempre están presididos por viejos principios de pragmática política. Los describimos en ética política como "moral del camaleón" por la capacidad que tiene ese animalito para adaptarse al cambio o, retomando las palabras que también utilizó Rosa Díez, habilidad para estar al sol que más calienta.

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