Feliz Pascua, porque en Pascua estamos todos, también los no creyentes o los que pasan de estas cosas, porque las cosas no pasan de ellos, ni de nosotros y provocan, de hecho, que todos estemos "de paso". Y cuando intentamos construir nuestro propio mundo, también es necesario que demos pasos, que eso es lo que significa pascua: el paso, que a veces los damos por propia iniciativa y en la mayor parte de las ocasiones nos ayudan a darlos, o nos obligan a ello, pues la presión de "lo social" es muy fuerte.
Pero ya que soy cristiano me sale de dentro ver la botella medio llena y hacerme consciente del paso (Pascua) del Señor (Jesucristo) por mi/nuestra vida. Y así, es evidente para mí que el Señor me ha visitado en estos últimos tiempos. No ha mandado ningún ángel custodio a echarme una mano porque he estado rodeado de ángeles que me cuidaban y me empujaban hacia adelante, siempre hacia adelante, poco a poco y siempre en ello, como decía mi tío Gregorio. Sí, porque esto de la Pascua es una misión colectiva: poner toda la carne que uno tenga en el asador; dejarme ayudar por el Servicio de Hematología del Clínico, ponerme en sus manos, con confianza obediente, a la par científica y humana; dejarme querer por mi familia, amigos y compañeros, que en la actualidad es mucho más moderno querer a la gente porque, de alguna manera, el que quiere está por encima, cuando lo humano, de siempre, lo que nos hace crecer y nos mantiene en el ser es dejarse querer; agradecer que los creyentes que me rodean hayan despilfarrado tantas oraciones pidiendo por mi cuando es lo cierto que hay otros muchos que lo necesitan más que yo. Pero ¿quién soy yo, ni es nadie, para poner límites al amor?
Para los cristianos, Pascua es el tiempo de la resurrección de Cristo, pero como este año me ha tocado comenzar a vivirla anticipadamente, estoy más preparado que otras veces para captar los signos de resurrección y proyectarlos hacia el futuro, que esto de la resurrección tiene efectos que van mucho más allá de una legislatura. Así que he puesto en marcha el detector de utopía y veo que los cristianos ahora perseguidos en Irak, Siria, China, Corea del Norte, Pakistán, Nigeria y Kenia ?el Jueves Santo mismo-, serán garantía y catalizador de paz en sus respectivos países y en el mundo; veo que entre nosotros hay minorías muy conscientes de la importancia de la verdad, de la honradez, del trabajo bien hecho; veo a estudiantes que tal vez se disfracen de forma esperpéntica en las diferentes fiestas de las Facultades mientras se queman las cejas preparándose para conseguir la excelencia en tantas profesiones que nos beneficiarán a todos; veo parejas que fundan su relación y la educación de los hijos de una nueva manera, compartida.
El Bien, en la medida en que se vive en la vida cotidiana de millones de personas, está triunfando sobre el Misterio del Mal, pero es necesario que eche raíces profundas y duraderas. Yo ofrezco las que conozco: la Nueva Humanidad y el Mundo Nuevo, la Nueva Creación que sigue emergiendo del sepulcro vacío de Jesucristo. ¡Feliz Pascua!