OPINIóN
Actualizado 24/03/2015
Redacción Comarca

Al recién llegado le gusta detenerse en esos momentos silenciosos, previos al acontecimiento, en los que aún los dados están en el aire, cuando aún no han caído en el mantel verde mostrando las caras numeradas.

Escribiendo estas líneas aún nadie sabe quién gobernará en Andalucía los próximos años. A pesar de las encuestas, de la teoría de las probabilidades, en estos momentos el futuro aún no está escrito; o más exactamente lo están escribiendo desde esta mañana los andaluces. Pero todavía no han terminado de expresar su voto; no finalizará hasta las ocho de la tarde. La grandeza de la democracia se ve más nítidamente en estos momentos previos a todos los recuentos, a todas las negociaciones posteriores entre grupos. Cuando aún, voto a voto se está dibujando el hermoso mural del deseo del pueblo.

Incluso conscientes de que el individuo que vota, que toma una papeleta y no otra, tras una cortina, y la deposita en una urna, es un individuo sobre el que han caído miles o millones de mensajes intentando convencerle de las bondades de unas siglas, de un líder, de un programa u otro, la grandeza de ese momento del voto no puede ser negada por ciegos perfeccionismos o por filosofías nihilistas que no llevan a ninguna parte. La democracia es y será siempre la fórmula menos mala que ha inventado nuestra especie para la convivencia.

En un grupo de debate, hace unos días, en Salamanca, el recién llegado escuchó algunas voces aisladas, que ponían en cuestión la trascendencia del acto de la votación, basando su falaz argumentación en que el hombre contemporáneo está tan condicionado desde su niñez, por la educación, por la publicidad, por los otros, que, decían, es imposible un acto de libertad en un hombre por definición no libre. Como si fuera imposible no ser o no sentirse esclavos. La impresión del que escuchaba es que las voces de esos pocos sujetos eran quejas baldías por una ceguera que no eran conscientes de  padecer.

Si uno no es capaz de ver y sentir la libertad, no podrá alcanzarla. Hoy Andalucía está decidiendo libremente su destino político; no será un destino libre de influencias del Estado español y de las políticas europeas, pero tendrá un margen de libertad, por el que bien merece la pena luchar.

Como dice mi vecino "a pesar de tantos antidemócratas, tertulianos televisivos que no saben ni quieren dialogar, sino insultar y acusar a los demás" el pueblo sí sabe dónde está la verdad, como en la copla, "voz del pueblo, voz del cielo".

Etiquetas

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Mirando hacia Andalucía