OPINIóN
Actualizado 22/03/2015
José Luis Puerto

Los resultados obtenidos de ese vano intento por recuperarlos constituyen toda una lección: solo migajas de huesos, envueltas con los de otros enterrados. Y esa lección es la del mestizaje, aquella que está en "El Quijote": nadie es más que nadie, todos s

Dejen en paz los restos de Cervantes, en su eterno descanso. Los resultados obtenidos de ese vano intento por recuperarlos constituyen toda una lección: solo migajas de huesos, envueltas con los de otros enterrados. Y esa lección es la del mestizaje, aquella que está en "El Quijote": nadie es más que nadie, todos somos sujetos de dignidad.

   ¿Son los restos de Cervantes? Qué más da. Parece que lo quieren convertir en atracción turística, en comercio. De todo quieren hacer negocio. Han convertido en marca a nuestro país y tratan de convertir en mercancía lo mejor de los españoles.

Dejen en paz a Cervantes. Llevó una vida difícil y muy esforzada, fuera de las glorias mundanas y literarias. Si viviera hoy, sería un escritor retirado y semidesconocido. No era el mundillo literario de famas y vanidades lo suyo, como tampoco el pavonearse entre las pompas del mundo. Su vida y la España que representa solo pueden entenderse desde la perspectiva de los derrotados.

Dejen en paz a Cervantes. Como pedía Shakespeare - el otro gran escritor genial y contemporáneo de Cervantes- para sí en su epitafio, que escribió él mismo de su puño y letra: "Buen amigo, por Jesús, abstente / de cavar el polvo aquí encerrado. / Bendito sea el hombre que respete estas piedras / y maldito el que remueva mis huesos." Queda bien claro. Cervantes hubiera firmado esos versos del inglés. ¿Por qué profanar sus restos ahora?

¿No será mejor que, de una vez, los españoles, y nuestros gobernantes a la cabeza, saquemos tantas lecciones como se encuentran en la obra más genial de nuestras letras, "El Quijote", y una de las más altas de las letras universales? ¿No será mejor que aprendamos tantas cosas como se desprenden de las obras de Cervantes? ¿No será mejor que en nuestro sistema educativo, tan ultrajado y profanado también, se lea curso a curso y en todos los niveles no universitarios "El Quijote", en ediciones adaptadas para las edades de sus lectores escolares?

No profanen los restos de Cervantes. Háganle caso a lo que pedía encarecidamente Shakespeare en su epitafio, que Cervantes hubiera suscrito letra a letra. No profanen el anfiteatro romano de Mérida con el pádel, pues el patrimonio literario, histórico y artístico de todos no está para abuso y capricho de quienes en un momento dado tienen el poder, sino para valorarlo y respetarlo como un bien común, y para legarlo a las futuras generaciones.

No entienden nada. No entienden las lecciones que nos da Cervantes, por ejemplo, en la lógica del buen gobierno de la ínsula Barataria ?trasunto sin duda de España? por parte de Sancho Panza, en la segunda parte de "El Quijote", de la que este mismo año celebramos el cuarto centenario de su publicación. ¿No sería mejor que, en lugar de remover huesos, estuviéramos leyendo todos y celebrando esa segunda parte de "El Quijote", tan hermosa, tan sabia, tan humanista y profunda... en la que el derrotado caballero vuelve a la cordura como antesala de la muerte, para terminar convirtiéndose en el mito más profundo de España y los españoles?

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