OPINIóN
Actualizado 21/03/2015
Manuel Lamas

Marzo cobra protagonismo en el calendario por la llegada de la primavera. Nuestros campos lucirán, un año más, ese tapiz multicolor repleto de vida. Es como despertar del largo sueño en que nos ha envuelto el invierno. Sin embargo, el agua caída, las bajas temperaturas y el viento racheado que barrio nuestros campos, no escaparon  a su finalidad. La Naturaleza ha de restablecer los equilibrios, aunque nos molesten sus movimientos. 

Hace unos días, me desplacé a la sierra de Francia. Pocos de sus caminos son recorridos en días de diario. No encontré a nadie. Es como si el medio natural exigiera silencio, porque la vegetación todavía dormía.

Aún así, fue fácil descubrir que todo brotaba con fuerza. Pero, lo que me llamó la atención, fue el juego de la luz. Esa luz vertical de mediodía, que cae como un torrente sobre la masa forestal, acentuando los contrastes. Mientras caminada, se filtraba entre las ramas de los robles, perfilando aquellas hojas que aún no habían caído.

Arriba, en las alturas, las aves flotaban en el aire con el ojo avizor. Tranquilamente surcaban el viento, mientras oteaban el suelo para localizar las presas. También tienen que comer y, a veces, arriesgan la vida para subsistir. Tal ocurrió cuando de regreso, en medio de la calzada, una de ellas yacía sobre el asfalto. Un automóvil la había atropellado. Quizá se distrajo demasiado atrapando al pequeño roedor cuando cruzaba la pista.

Seguí mi camino pisando la hojarasca y observando a derecha e izquierda cuanto acontecía. Unos instantes después, me senté a descansar sobre el borde de una pared tapizada de musgo.

Pero no tarde en descolgarme de ella. Un arroyo de aguas cristalinas me deslumbraba. El sonido de la corriente se hacía más perceptible a medida que me acercaba. El flujo del agua tiraba de las plantas sumergidas, mientras peinaba suavemente sus verdes cabellos. Diminutas flores, en la superficie, no dejaban de moverse con gracia mostrando sus colores blanco y amarillo.

Ya caía la tarde sobre la ladera de la montaña. Poco tiempo después, ese mundo se desvaneció por completo. La oscuridad apagó los matices y borro los contornos  de las formas.

De regreso, no dejaba de pensar en lo que había dejado atrás. Aunque la floración aún no había llegado, Volvía envuelto en aromas, quizá de otras primaveras condensadas en mi mente. También recordaba los liquenes prendidos en las ramas de los robles y encendidos a contraluz. 

Muchos mis ratos libres, transcurren con esos amigos que tengo en espacios alejados de la ciudad. En el medio natural, cuento con infinidad de compañeros que me abren su corazón y me acogen sin hacer preguntas. También comparten conmigo todo lo que tienen. En otro tiempo, me regalan sabrosos frutos y delicados perfumes. Pero ayer, solo me acompañaron una parte del día y me invitaron a volver cuando despierte la primavera. "Hoy comienza la primavera, pronto volveré".

 

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Cuando despierte la primavera