OPINIóN
Actualizado 11/03/2015
Cipriano Pablos

La penosa y dura enfermedad de Alzheimer parecen haberla adquirido gustosamente algunos políticos y jueces.  Los  "crímenes del franquismo", a setenta años vista, son inolvidables y hay que seguir insistiendo en su investigación. Lo que pasó el otro día, hace once años, lo tienen en el olvido, porque ya está todo claro y para qué remover más. Al fin y al cabo, el fin ha justificado los medios, o así parece.

 Son miles los artículos escritos sobre aquella salvajada y los que queden, porque algún día tendríamos que saber la verdad y para conseguirlo es fundamental no dejar que el rescoldo se apague.

 Desde el robo de la dinamita en Asturias, la preparación, ejecución, investigación y juicio de la espeluznante masacre, todo es una chapuza sin precedentes en un estado que se dice de derecho y democrático. Y son una chapuza, para recordar los diez años transcurridos, las declaraciones de hace unos días del Juez y del Fiscal del caso.  Eso para que nos quedara más claro, si teníamos dudas, lo bien que hicieron las cosas.

 A los etarras los cogen en Cañaveras, así no se levantaban suspicacias después: "estos no han sido porque los han cogido a tiempo".  El chino se hace una "tourné" para llegar a Madrid, con coche robado y placas de otro coche no robado, sin documentación del vehículo y le dejan seguir. Vamos, esto lo permite la Guardia Civil todos los días?

¿Quién fue el personaje que estuvo en la casa de Morata de Tajuña preparando los explosivos con lo móviles?  Ah?

¿Cómo es posible que los moritos estuvieran controlados y fueran algunos confidentes y les dejaran preparar y ejecutar el atentado?   

¿Se suicidaron o los "suicidaran" para que no cantaran después?  Si tan seguros están de que fueron ellos, por qué negarse a investigar y aclarar de una vez todos los puntos oscuros que sigue habiendo?  Ah, vamos, que a lo mejor hay sorpresas y mejor correr un tupido velo.

La sociedad tiene bastante claro lo que pasó, a pesar de que unos jueces hayan pasado de puntillas por el caso. Semejante atrocidad no la preparan unos moritos de Lavapiés. La desaparición de pruebas y la puesta en escena de pruebas falsas no son para encubrir a unos islamistas, cabezas de turco. ¿A quién o quiénes se ha encubierto con una actuación tan descaradamente delictiva?  El  "caminito de Jerez" sigue vacío y habría que llenarlo de peregrinos.

Todo el cariño y apoyo para las víctimas y sus familias. ¡No os rindáis!

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