Esta es la memoria histórica que no ha interesado, ni interesa a tantos de "ambos bandos". Van pasando los años y ni unos ni otros han querido encontrar razones para descubrir la verdad. Más bien no han querido. Que el mayor atentado terrorista de la historia de España y de Europa se haya despachado con una cadena de chapuzas de toda índole es algo que resulta difícil de digerir.
Parece lógico pensar que para ellos está claro lo que pasó, quién lo organizó y por qué y para qué. Será que, si ellos lo tienen claro, es suficiente. Los ciudadanos no tenemos por qué saber más de lo que sabemos. Las víctimas tampoco merecen más, parece ser.
El atentado fue "rentable" para unos y los otros no se han molestado más, ni han movido un dedo. ¿ Por qué? Ahí está la gran pregunta. Nos quedará siempre la duda de qué clase de Estado tenemos que ha consentido semejante atrocidad y caminito de Jerez mandaron a uno sin demostrar realmente que tuviera algo que ver. Y a los moritos "suicidados" en Leganés los quitaron de en medio para que no hablaran.
Quedarán como intentos estériles de aclarar lo sucedido esos libros escritos por periodistas y abogados, sin más trascendencia y sin ningún resultado.
Cuando un Estado se permite tolerar lo que España ha tolerado a jueces e investigadores para esclarecer la barbarie del 11 M, no se merece la confianza de los ciudadanos. Nos deja el camino libre para permitirnos pensar, con motivos, que es un Estado delincuente o algo parecido. Y el Estado está personalizado en quienes tenían y tienen responsabilidades para que lo ocurrido no se hubiera producido. ¿ Por qué? ¿ Qué esconden?
A los ciudadanos de buena voluntad sólo nos queda rendir homenaje a los que perdieron la vida y seguir apoyando a quienes pudieron salvarla y sufren todavía las secuelas de semejante atrocidad.