¿No podremos impedirlo de algún modo? ¿O es que solo los países occidentales ponen toda la carne en el asador cuando hay intereses económicos inmediatos?
Nuestro genial Francisco de Goya habló y grabó los desastres de la guerra. Ahora asistimos a los desastres de la barbarie, y parece importarnos muy poco; como si no fuera con nosotros.
Cuando, en sexto de bachillerato, descubrí, en la asignatura de historia del arte, los leones alados de las antiquísimas civilizaciones persa y asiria, me quedé maravillado; desde entonces forman parte de mi imaginario mental y cultural, lo mismo que los zigurats, que los jardines colgantes, o que aquellos maravillosos frisos de cerámica, con una sucesión de guerreros con sus lanzas erguidas. Aquellas florecientes civilizaciones mesopotámicas entre los ríos Tigris y Éufrates, que con un verdadero patrimonio de la humanidad y un legado de todos y de cuya custodia todos tenemos responsabilidad.
Pues bien, estos días, los salvajes, los bárbaros enmascarados y con rostros ocultos del llamado estado islámico están destruyendo a martillazos e impunemente todo ese legado que es de todos. ¿Cómo es posible? ¿A qué enloquecimiento ha llegado el mundo para que esto suceda?
Y la destrucción perpetrada por la barbarie, estos días, del antiquísimo legado artístico de la ciudad arqueológica asiria de Namrud, a orillas del río Tigris, es como una nueva herida como un nuevo que se ha infligido a toda la humanidad, pese a que parezca darnos igual, como si no fuera con nosotros.
Como aquella destrucción con explosivo de los antiquísimos Budas en Afganistán; como tantas otras destrucciones perpetradas por la barbarie.
¿No podremos impedirlo de algún modo? ¿O es que solo los países occidentales ponen toda la carne en el asador cuando hay intereses económicos inmediatos?
La defensa del patrimonio artístico y cultural nos corresponde a todos. Es responsabilidad de todos. Hemos de responder a tales barbaries con el humanismo y los principios civilizadores creados por todas las culturas a lo largo de la historia.
Con la destrucción de los leones alados y de todo el patrimonio de las antiguas culturas y civilizaciones mesopotámicas salimos perdiendo todo, sale perdiendo la humanidad entera. Porque, con ella, se siguen cavando las zanjas de la barbarie que solo pretenden matar y enterrar todo lo que de humano y equilibrado haya en nuestra especie.