Decía un amigo el pasado lunes en las redes sociales que La Fregeneda, Vega Terrón y la frontera con el vecino Portugal estaban inundados de coches oficiales que habían sido utilizados por autoridades políticas nacionales, autonómicas y provinciales (civiles y militares) en su desplazamiento para presenciar los actos de la tradicional fiesta de 'El Almendro' que, desde tiempo inmemorial, se celebra en La Fregeneda.
Un año más, los medios de comunicación provinciales se hicieron eco de publicar las eternas y nunca cumplidas promesas de inversiones en esta hermosa comarca de Las Arribes. Si repasáramos cada una de ellas, desde hace más de veinte años, nos daríamos cuenta de que si hubiera sido cierto, no habría comarca en el mundo que hubiera recibido tanto dinero para inversiones en infraestructuras y desarrollo. De tal suerte que no sólo podríamos embarcarnos en Vega Terrón y hacer cruceros por el Atlántico, sino que tendríamos una ruta férrea de puentes y túneles (en una de las obras de arquitectura de los discípulos de Eiffel más impresionantes de finales del XIX) a la que acudirían más personas que en las zonas de ambiente juvenil de copas durante los fines de semana, se habrían construido innumerables alojamientos rurales, parques temáticos y restauración de la arquitectura popular, se hubieran creado miles de puestos de trabajo y, por consiguiente, se habría resuelto el grave problema de despoblación que padece esta comarca fronteriza.
La última promesa que algunos medios publican dice lo siguiente: "La Salina fija como objetivo prioritario el impulso turístico de la vía férrea". Algo que se viene prometiendo desde que ésta se declaró Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 2000. Pero la realidad es bien diferente, porque los ciudadanos siguen sentados en el andén "esperando el tren meneando el abanico" como la 'Penélope' de Serrat y si no fuera por asociaciones implicadas en la restauración de la vía, como Tod@vía, no se hubiera restaurado ni una traviesa, ni un hierro, ni una barandilla. La prueba evidente de que esto es así es que en los últimos años la comarca de Vitigudino (a la que pertenecen Las Arribes) ha sufrido una pérdida de población del 23% (que en el caso de La Fregeneda ha sido mayor, del 30 %), llegando a contar con 14 municipios (de los 55) que tienen menos de cien habitantes.
Por tal motivo, la propuesta realizada por el Sr. Iglesias, presidente de la Diputación de Salamanca, se repite año tras año y, hasta ahora, nunca se ha cumplido. Llegan tiempos electorales y los partidos políticos siguen prometiendo mejoras considerándonos a los ciudadanos como seres imbéciles y retrasados que no sólo nos lo vamos a creer sino que aplaudiremos con fuerza sus iniciativas. Mentir así de esta forma tan descarada, utilizar "engaño bastante" en la ciudadanía, es una estafa que debería perseguirse y sancionarse. Pero en este dichoso país parece que ocurre todo lo contrario. Decir la verdad, dependiendo dónde y como sea, puede criminalizar más que mentir. Que se lo digan a Garzón, que por investigar hechos corruptos de la trama Gürtel y que ahora hay indicios racionales de que fueron ciertos, fue inhabilitado y apartado de la carrera judicial. ¿Es esto justicia, o es, por el contrario, venganza?
A finales del XIX y principios del XX, Unamuno hizo varias incursiones en Las Arribes, la primera, aunque no fue una expedición general, se acercó a La Raya, en 1894, a visitar a su amigo el poeta portugués Guerra Junqueiro en Barca D,Alva (primer pueblo portugués después de la frontera española en La Fregeneda) y años más tarde (1898 y 1902) visitaría todos los pueblos de Las Arribes, con más expedicionarios, subidos a lomos de respectivas mulas (no en vehículos oficiales). Aquellas visitas fueron infinitamente más positivas y dieron a conocer mucho más nuestra hermosa comarca que los pomposos aterrizajes 'a gastos pagos' de los gobernantes de nuestra época. A raíz de esos viajes, Unamuno publicaría un interesante artículo en una prestigiosa revista catalana, Hojas Selectas, en la que describió las maravillas de nuestro paisaje, la amabilidad de nuestras gentes, el interés de la lengua arribeña y su atractivo estudio por los filólogos. Decía Unamuno "he traído de ella un copioso caudal de voces y giros y fonemas con que enriquecer mis materiales para el estudio del habla popular en esta región". Había palabras que le sorprendieron y ante las que mostró su admiración: "sobrero" (alcornoque), "enjumbre, jumbre o jimbre" (enebro), "moriciégano o burriciégano" (murciélago), "escarrapuchao o esgarrachao" (ir a horcajadas). Este breve estudio sirvió de base para que años más tarde (1947) Antonio Llorente Maldonado de Guevara publicara una prodigiosa tesis doctoral titulada Estudio sobre el habla de la Ribera, en la que profundiza sobre aquéllos indicios aportados por el gran Unamuno.
Aquéllos intelectuales demostraban pasión y vocación por la ciencia, el progreso y la mejora de la calidad de vida; éstos políticos sólo quieren conservar su sillón poderoso, aunque para ello tengan que manipular y mentir.