BÉJAR | Alumnos y profesores ponen en escena un montaje divertidamente didáctico (galería fotográfica)
Una adolescente cruza apresurada el imponente claustro del palacio Ducal, el empedrado hace que camine con dificultad, amen de los extraños ropajes que, a duras penas le permiten mantener el equilibrio, se para y da la voz de alarma: "¡Vamos a empezar!".
El patio central del instituto 'Ramón Olleros' se ha convertido por unas horas en un mercado de los siglos XVI y XVII, en el que se pueden comprar todo tipo de productos, desde suculentas viandas hasta restos óseos humanos para fines nigrománticos, los vendedores vocean sus mercancías mientras la multitud trajina de unos a otros regateando precios.
Comienza la dramatización de los momentos centrales del devenir histórico que hizo de la ciudad textil uno de los centros de mecenazgo de la literatura española, apoyados en el soporte de la casa ducal de Béjar quienes hicieron que joyas de la literatura española pudiesen ver la luz. Pero no solo Cervantes, el más afamado de sus apadrinados, fue objeto de la tutela ducal, otro grande, el genial Góngora dedicó y escribió sobre estas tierra en sus Soledades.
La recreación transcurre dentro de la 'normalidad' y, a pesar del murmullo de los invitados, alumnos y profesores trasladan les trasladan a uno de los momentos cruciales no solo de la historia local si no también nacional. Desde diferentes puntos del claustro y presididos por las elegantes columnas de granito que adornan las dos plantas del atrio.
El remate final nos introduce en una escena de la familia de Felipe IV, cuando un genial pintor deseoso de su Cruz de Santiago, retrataba a perros, niños, criados y pajes ante la atenta mirada de los reyes.
La escenificación concluye con las felicitaciones de los asistentes. Una cigüeña cruza, casi imperceptible el cielo de la escena portando una rama para el nido, esos que cada año continúan ocupando en el vetusto palacio.