Objetividad: Imparcialidad con que se trata o se considera un asunto prescindiendo de las consideraciones y los criterios personales o subjetivos.
Y muchas veces que poca existe en todos los aspectos de la vida cotidiana. Por supuesto, en el fútbol base y no tan base, no iba a ser distinto. Y no me refiero a la forma, por ejemplo, de comentar un partido, pues cada cual ve el fútbol de una manera, a unos les gusta rápido, a otros lento, otros suspiran por un juego físico, otros por uno de toque?
Hablo de otras cosas palpables, que según quien las haga, se ven de una manera o se ven de otra. Tenemos jugadores que se pegan una samba al marcar un gol. Los jugadores, los aficionados de ese equipo lo verán como una celebración más. Posiblemente los contrarios se lo tomen como una provocación, como una falta de respeto, máxime si encima van perdiendo por goleada. ¿Y si ocurriera lo contrario? ¿Cuál sería ahora el pensamiento de uno u otro lado?
¿Qué sucede cuando un equipo ha de devolver un balón al contrario, que lo ha echado fuera tras observar a un jugador rival lesionado y en una jugada clara de ataque? Pues el equipo que devuelve el balón lo manda lo más lejos posible de su área, alejando el peligro antes existente. Aquí, unos pensarán que ha sido un gesto deportivo. Otros, que de deportividad, nada de nada, dado que el contrario ha utilizado un gesto deportivo que se ha tenido con ellos, con una acción, que, escondida en el "fair play", se ha utilizado para abortar una ocasión de gol.
O cuando vemos a un jugador tirándose para engañar al árbitro. Si es nuestro, seguramente, exclamaremos ¡que picardía tiene! Y hasta le aplaudiremos la "jugarreta" (eso sí, que luego no mienta en casa, que mentir es malo y no se debe hacer) Y si ese jugador es nuestro rival, si es rival ya no hablaremos de picardía y nuestros aplausos se tornarán en otras cosas.
Y podría seguir llenando páginas con ejemplos en los que observaríamos como cosas palpables, que solo tienen una interpretación lógica, adquieren varias según se vean de un lado u otro. Y a los niños y no tan niños, no hay que confundirlos con las interpretaciones que los adultos hacemos a conveniencia.-