Esta semana ha estado protagonizada por tres acontecimientos políticos relevantes. En primer lugar, la presentación en el edificio antiguo de la Universidad de Valencia de las propuestas que la Fundación de la Justicia ha realizado contra la corrupción. Propuestas avaladas por un nutrido grupo de profesores universitarios en activo que han decidido intervenir en la deliberación pública de este año electoral. En segundo lugar, el reconocimiento que las bases de la Federación socialista de Madrid han proporcionado al alunizaje propuesto por Pedro Sánchez para que el profesor Ángel Gabilondo acompañe en las listas al también profesor Antonio Miguel Carmona. En tercer lugar, la presentación del programa económico de Ciudadanos que ha realizado el profesor Luis Garicano.
También está la novedad en algo que no estamos percibiendo de una manera clara en los políticos de las últimas décadas: el factor vocacional. Estos profesores son profesionales de la universidad donde ejercen su oficio y donde, probablemente, volverán cuando termine su tormentosa travesía. Están dando una lección política interesante cuando nos muestran que es posible vivir para la política y no solo vivir de la política, es decir, que en la auténtica política hay un factor vocacional que nunca podrán anular los tecnócratas del poder. Quizá son conscientes de que a su conocimiento, su saber y su ciencia les ha llegado la hora de una patriótica responsabilidad.