OPINIóN
Actualizado 22/02/2015
Aniano Gago

"Toda la vida es hurtar,
no es el ser ladrón afrenta,
que como este mundo es venta,
en él es propio el robar."

  Antes y ahora, en los siglos XVI y XVII y en el XXI. Francisco de Quevedo ya se lamentaba de la vida podrida de su época, vida que ha seguido entre españoles por los mismos derroteros. La pasada semana acudí a ver la obra "El Buscón" de Quevedo, convertida en obra de teatro de forma brillante, y pude comprobar una vez más lo actual que es el gran autor del Siglo de Oro. Robar y robar. Siempre robar.


  En "La forja de un rebelde", Arturo Barea denuncia los desmanes de Romanones y toda su tropa, una pandilla de sinvergüenzas, que aprovecharon la Guerra de Marruecos, el desastre de Annual y demás, para hacerse más ricos todavía. Estos pájaros montaron una fábrica de camiones en Alcalá de Henares que, con las artimañas propias de los tramposos, después de comprar voluntades y corromper políticos, sirvió para proveer al "glorioso ejército español" de entonces en aquellas tierras donde morían soldados del pueblo como conejos en un descaste.


   Estos elementos de aquella España maltrecha azuzaban la guerra porque así podían seguir fabricando vehículos con materiales ínfimos que vendían a precios desorbitados. Mientras tanto miles de familias lloraban la pérdida de sus hijos.


Durante la Guerra Civil muchos mataron por males quereres y otros por eso y para robar herencias. Más de un militar, lleno de medallas de honor, se hizo rico y multitud de civiles sacaron un gran provecho monetario de tanto dolor. Siempre hubo desalmados y buitres en medio de la catástrofe.


En estos tiempos democráticos los casos de corrupción han sido muchos, una ristra interminable, desde Filesa, Naseiro, Salanueva, Mariano Rubio, Caso Malaya, Gescartera, todas las trampas de la Comunidad Valenciana y de Andalucía, Gürtel? hasta llegar a las Tarjetas Black de Bankia, uno de los últimos ejemplos de esta España ladrona. Porque así hay que decirlo: los corruptos sencillamente son ladrones. ¿Por qué no decir las palabras exactas?

"Nadie verás castigar
porque hurta plata y cobre:
que al que azotan es por pobre,
de suerte, favor y trazas.
Este mundo es juego de bazas,
que sólo el que roba triunfa y manda".

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