Hemos comenzado en la Iglesia el tiempo que llamamos "cuaresma", dedicado a la revisión de toda nuestra vida para ponerla en sintonía con el corazón de Dios y poder ser un testimonio más creíble para el mundo. Desde la pastoral universitaria nos unimos a la celebración de la imposición de ceniza que tuvo lugar en la Purísima, junto con muchas otras personas de las distintas parroquias. Ha sido un encuentro motivador, cargado de signos y símbolos que nos recordaba que no es un tiempo débil, sino para cargar fuerzas y caer en la cuenta de que debemos estrenar muchas palabras que pasan por nuestra mente y ya conocemos pero en la mayoría de los casos no ponemos en práctica: conversión, renovación, ayuno, cambio, penitencia, misión, asamblea?
Una forma hermosa de colaborar en este momento fue animar musicalmente la celebración; ha sido un duro y bello trabajo de unión entre el coro de la pastoral universitaria, el de la parroquia de la Purísima y otros miembros (entre los que cabe agradecer a los juniores jesuitas).
Resonó el camino que ha emprendido nuestra Iglesia de Salamanca, una renovación y actualización que se está llevando a cabo en la Asamblea Diocesana. En el fondo, la Asamblea y la cuaresma tienen un objetivo común: quitarnos el polvo y las telarañas y ponernos en movimiento ante un mundo que necesita de testigos del amor de Dios.
Félix A. Blanco desde la Pastoral Universitaria