Comentaba hace unos días el notable descenso de población que ha tenido la provincia de Salamanca desde que en 1950 alcanzó casi 412.000 habitantes. Y esta semana nos enteramos que se sigue perdiendo población a raudales, especialmente joven, y que fuera de la provincia viven ya unos 500.000 salmantinos.
Desde luego los argumentos para reducir y eliminar servicios públicos en esta sufrida provincia, como ya señalaba, no paran. Me fijaba entonces en la Sanidad, en especial en el Hospital Clínico Universitario que últimamente anda en el candelero, por la ¿reducción, adecuación? de plantilla y sus crecientes problemas en urgencias. Aunque en realidad las largas esperas de pacientes en estas se deben a las ganas que tienen de contemplar las paredes de la sala de espera y pasillos, no por falta de médicos y medios.
Hace varias semanas que la Junta se enreda con la plantilla del Hospital, relatando una sarta de majaderías justificativas de una lamentable política, ofensiva casi me suena mejor, en contra de los servicios públicos. Pero que parece gustar y convencer mucho al votante salmantino. La reducción de la plantilla cada vez que se habla se agranda, he llegado a sumar cerca de 300 plazas entre no las no repuestas o las que ocupan trabajadores en situación precaria. No consigo averiguar cuál es la cifra real, pero cualquiera de las que reconoce incluso la Junta asustan.
Pero vaya, cómo le gusta a esta gente jugar con las contradicciones. Resulta que el Sacyl, ahora que adecuan la plantilla, pretende contratar 2.000 operaciones en la sanidad privada, como llevan haciendo desde hace años. Al ser de letras supongo que soy un poco ignorante en números y no lo acabo de entender. Resulta que se reduce la plantilla porque no hacen falta tantos trabajadores, y a la vez hace años que encargan operaciones fuera porque no dan abasto los que trabajan en el Hospital. De medios dice el Consejero que estamos muy bien.
Nunca he comprendido que contratar algo con la Sanidad privada, que es más cara, resulte más barato que ampliar plantilla o contratar más profesionales en la sanidad pública. Esto parecería más lógico para evitar las larguísimas listas de espera que provocan "externalizar" (usando la jerga gubernamental más adecuada) operaciones. Incluso se llega a pagar desplazamientos de pacientes a otras provincias.
Me admira la capacidad y el desparpajo de esta gente para tergiversarlo todo y seguir dando negocios a los amiguetes, desmantelando un servicio público bastante eficaz, incluso parece que envidiado en Europa. Y la estulticia con la que actúa la población. Por si no he insistido ya, recordemos que nuestra provincia está muy envejecida, por tanto hay demasiados visitantes habituales del sistema público de salud. Remarco lo de público porque los sueldos y pensiones de la mayoría son bajos y no dan para lujos privados, que encima no son mejores.
Por cierto, de repente se me ocurre la pregunta de ¿por qué con frecuencia se encuentran médicos repetidos en los dos sectores, teniendo en cuenta el paro existente? Lo del reparto del trabajo y la solidaridad no parece que lo tengamos muy asumido.