Con el nuevo año comenzó la movida, yo diría que antes, así me lo confirma la rumorología. Y me parece bien que haya personas que piensen que es el momento de cambiar las cosas.
Yo pienso que lo primero que hay que hacer es que los Ayuntamiento recobren su función, que no es otra más que juntarnos a todos sin exclusiones. Así lo hicieron los antiguos y así ha seguido siendo hasta que se inventaron los "equipos de gobierno", que no tienen nada que ver con la democracia ni con la idea de los pensadores que fundaron los consistorios o los concejos o los ayuntamientos, tres palabras que significan lo mismo, o sea, más que la casa común son dictaduras con piel de democracia. Los Ayuntamiento son la casa de todos, la casa donde se reúnen nuestros representantes, sean del signo que sea, para debatir, discutir y analizar los problemas y necesidades del pueblo y, entre todos, buscar la solución que sea la mejor para bien de todos los ciudadanos. Sin amiguismos ni prebendas.
Y otra parcela, que hay que recuperar, es la autonomía municipal. Nadie ajeno al pueblo, sea del partido que sea, nos tiene que decir qué es lo bueno o lo malo para nosotros, porque ya nosotros somos mayorcitos de edad para conocer y proyectar todo aquello que nos conviene, y que ellos se limiten a proporcionar los recursos, que son nuestros recursos, con toda justicia y sin favoritismos, porque, insisto, es nuestro dinero.
Otro punto, que deben tener presente los aspirantes a ediles, es el de recobrar la presencia real del alcalde en el pueblo. No están dando resultados positivos ni económicos a nuestros pueblos los nuevos alcaldes a distancia: aquellos que gobiernan a golpe de móvil, porque lo dijo el Hacedor: "No se puede servir a dos señores", y menos cuando priman intereses personales y de grupito.
Y ya dije, al principio, que, posiblemente, en estas fechas, ya haya candidaturas en la lista de espera, a que se convoquen las elecciones a Ayuntamientos. Con tiempo: no hay por qué improvisar, porque ser alcalde y concejal de un pueblo no es una cosa baladí. Requiere compromiso, conocer la situación real del pueblo con su problemática y plantearse soluciones creíbles y realizables. Y Esta debe ser la labor previa de los futuribles.