OPINIóN
Actualizado 16/02/2015
Fernando Pablos

      ¡A por la fontanera! Con este grito los asistentes a un mitin este sábado en Sevilla de una nueva fuerza política, que se hace llamar Podemos, animaban a su líder máximo, Pablo Iglesias, refiriéndose en tono despectivo a la Presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Cuentan las crónicas de ese acto que los oradores no hicieron ninguna propuesta sobre los problemas de esa comunidad autónoma, y se limitaron a conjurarse para que los próximos dirigentes en todos las instituciones fueran ellos y a insultar a los socialistas.

            Es difícil encontrar una expresión que denote más clasismo que desprestigiar a una persona por su origen humilde, por ser hija de un fontanero. Lo dicen los mismos cuya coordinadora en Sevilla propuso esta misma semana un referéndum para eliminar la Semana Santa. Soy hijo de trabajadores, que tuvieron que emigrar a Holanda para ganarse un futuro que se les negaba en España en los años sesenta, igual que centenares de miles de compatriotas. Al venir a Salamanca a principios de los setenta, mi padre trabajó de engrasador en Balmasa y fue durante años, guardés de chalets y jardinero, antes de jubilarse. Si cualquier representante de Podemos se dirigiera a mi como el "engrasador" o el "jardinero", al igual que han hecho en Sevilla con Susana Díaz, no solo no me molestaría, si no que me halagaría porque me siento orgulloso de mi origen. Tan solo quedarían retratados quienes utilizasen ese calificativo. Y, estoy seguro, que al igual que yo tendrían esa sensación miles y miles de personas que gracias a la política de becas y apoyo a la Educación Pública de gobiernos socialistas han tenido unas perspectivas de vida mejores que las que tuvieron sus padres.

            Casi a la misma hora, en una asamblea abierta organizada por los socialistas salmantinos, Micaela Navarro, Presidenta del PSOE, trasladaba al más de centenar de vecinos del barrio de San José asistentes a la misma su preocupación porque el futuro de sus hijos y sus nietos fuese peor que el suyo. Una preocupación que comparto plenamente y que nos tiene que llevar a trabajar para superar las dificultades de hoy, con propuestas, iniciativas factibles y respeto a los demás. Siempre, pero especialmente en la difícil situación actual, sobran los salvapatrias por muy bien que comuniquen, tras años entrenándose y viviendo de ello.

 

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