OPINIóN
Actualizado 16/02/2015
Jotamar

Cualquiera aprecia la diferencia entre un pintamonas chabacano, ensucia paredes y, en definitiva, gamberro al que nada importa su ciudad, sus calles, sus vecinos, y un artista del grafiti; les invito a que se den una vuelta por Capuchinos y se acerquen a la plaza de Brugos, comprobaran la razón de mi comentario.

Pero además, es curioso lo que ocurre; los unos, los golfos y tontos de capirote que embadurnan, a veces sin importarles mucho donde lo hacen, llevan a cabo su golfería con nocturnidad y enfundados en capucha para que nadie los reconozca, señal inequívoca de su valentía al cometer el delito.

Los otros, cuyo ejemplo puede ser Nego y sus escaleras en la plaza de Burgos, le dedican muchas horas a su Arte -con mayúsculas, sí- realizando sus obras a la luz del día y hasta rodeados de la expectación de los vecinos. Y además, consiguen un efecto prodigioso, convertir unos peldaños siempre fatigosos en un atractivo recorrido. Ahí está la razón para que durante muchos años vengamos pidiendo la persecución y la multa gorda para los emborronadores tratando de quitarles el vicio. Y que la ley permita conocer su identidad, sus nombres y apellidos para poderlos señalar con el dedo, aunque dudo que en tal caso se avergonzaran.

Si como pretende el gobierno a los profesionales del transporte se les obligara a circular con sus pesados vehículos por las autovías, tendrían que explicarlo muy bien y documentarlo, porque sería prohibir a un ciudadano disfrutar y caminar, aunque sea en su camión, por un trozo de España; si las razones esgrimidas son la seguridad de ellos mismos y del resto de los conductores, pues a perdonarles los peajes, porque se les priva de una ruta gratis y en los tiempos que corremos no es justo. Sacrificada profesión la de este colectivo, muchas veces injustamente tratado. 

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Diferencia