OPINIóN
Actualizado 12/02/2015
José Javier Rodríguez

Hoy, la utilización de los Niños Soldado es una realidad aún en una veintena de países de todo el mundo donde los conflictos armados están a la orden del día y reclutar un niño o niña para hacerlo partícipe es más cotidiano de lo que muchos de nosotros im

 

 

     Cada día, miles de menores participan en acciones bélicas y son utilizados para cometer atrocidades; sufren malos tratos y vejaciones; violaciones o se convierten en testigos de asesinatos. Muchas veces los menores que son reclutados no participan en combates de manera directa pero no por ello están exentos de ser usados para otras funciones no menos arriesgadas como ser porteadores de soldados heridos o de munición; actuar como espías o mensajeros; guardaespaldas para sus jefes o servir como señuelo. Y es que cuando surge un conflicto los menores son una fuerza militar muy barata y obediente que no se plantea las consecuencias de sus actos durante la guerra. A eso se une sus bajos costes de mantenimiento: comen menos y son fáciles de sustituir.

    La pobreza, la desestructuración familiar, la exclusión de la vida escolar, los malos tratos, los abandonos y los secuestros ponen a estos menores en manos de las milicias o de los ejércitos que les proporcionan un entrenamiento junto con adultos donde reciben adoctrinamiento militar.

    La reinserción de estos niños es una labor muy importante  pero no fácil: algunos ex niños y ex niñas soldados declararon a AI que temían volver a sus comunidades porque sus vecinos habían presenciado su participación en los crímenes. El coste personal que pagan estos niños es muy elevado: insensibilización, traumas por la violencia vivida, pesadillas sobre los abusos presenciados o los cometidos.

    "Un día vinieron a pegar a mi padre, le ataron las manos y le dispararon. Él sobrevivió, pero yo decidí que no soportaría eso nunca más, así que me uní a los rebeldes. Me dieron una pistola y me enseñaron a usarla. Yo solo soy un niño pero sé lo que es un conflicto. Yo fui parte de él, he visto cosas horribles; cuerpos mutilados, sin cabeza, mucha sangre... He hecho cosas de las que me arrepiento, pero tienes que comprender que yo era un soldado y no tenía otra opción. Si un general te dice que pares a alguien y le pegues, incluso sin motivo o aunque sean mujeres o ancianos, no puedes decir no", cuenta Namboro de 16 años.

Las niñas soldado: una situación especial de violencia.

    Las niñas soldado sufren un riesgo potencial de violencia, abusos y explotación sexual durante los conflictos armados con las que se deben tomar medidas específicas que garanticen sus seguridad, ya que, según UNICEF, en muchas ocasiones, los programas para desmovilizar y reintegrar a los niños soldados no consiguen llevar a cabo una estrategia apropiada para obtener acceso a las niñas y a las mujeres jóvenes, por lo que quedan fuera de estos programas al no ser consideradas como ex combatientes.

    En el caso de las niñas, además de la brutalidad y el trauma derivado de las violaciones en sí, las agresiones sexuales que sufren pueden derivar en agresiones físicas y embarazos forzados, así como contagio de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual. Cuando las niñas soldado quedan embarazadas pueden ser objeto de abuso, abandono, falta de atención y alto riesgo de mortalidad para ella y sus hijos.

    Por todo esto, debemos evitar generalizaciones o falsas ideas producto de la discriminación por género que contribuyen a hacer invisibles a las niñas en los conflictos bélicos. Muchas son sometidas a violencia sexual pero también empuñan las armas y son adiestradas, como los niños, para combatir.

Avances para acabar con esta práctica.

    El año pasado se puso en marcha la campaña mundial de las Naciones Unidas titulada "Niños/as, no soldados" para poner fin al reclutamiento y la utilización de niños y niñas en situaciones de conflicto antes de que finalice 2016. Los países en los que se centra la campaña son Afganistán, República Democrática del Congo, Myanmar, Sudán, Sudán del Sur, Somalia y Yemen. Todos estos gobiernos han firmado un plan de acción o se han comprometido a firmarlo. Se pide además a los estados que aún no lo hayan hecho que ratifiquen el Protocolo Facultativo de la Convención de los Derechos del Niño sobre la participación de menores en conflictos armados : herramienta que asegura que ningún niño sea utilizado como soldado.

    El Protocolo aumenta la edad mínima para la participación directa en hostilidades de 15 a 18 años y obliga a los estados parte a poner en vigor disposiciones estrictas allí donde no se cumpla, impedir el reclutamiento y proporcionar servicios de recuperación a los niños desmovilizados. En la actualidad, 152 países han ratificado este Protocolo; 22 no lo han firmado ni ratificado y 20 lo han firmado pero no lo han ratificado. España lo ratificó en 2002.

Desde AI Salamanca os invitamos a ver el cortometraje español "Aquel no era Yo", de Esteban Crespo, veinticuatro minutos para acercarte a esta realidad.

 

 

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