OPINIóN
Actualizado 09/02/2015

Siguiendo la ola de los nuevos sistemas de comunicación, en tiendas EME hemos inaugurado un canal digital en el cual podrán introducirse, capítulo tras capítulo, en el maravilloso mundo de las antigüedades, de una forma amena y sencilla.

Habiéndome ustedes permitido esta pequeña "cuña" publicitaria, les quiero comentar, en pocas líneas, uno de los capítulos de "El maestro anticuario": La sorprendente historia de los inicios de la porcelana. Este capítulo me sorprendió  y por eso se lo quiero adelantar, sin que por ello dejen de verlo.

Para conocer un poco las antigüedades, no podemos dejar de conocer  la historia de la porcelana. Un historia llena de misterio, de espionaje, de asesinatos al más puro estilo de una novela negra.

 En el siglo XVII, la porcelana venía a Europa desde China o Japón y era algo extremadamente apreciado. Pero para los europeos era el gran arcano.

En el siglo XVIII surge un alquimista alemán llamado BÖTTGER,  que estaba obsesionado por obtener una fórmula para convertir los metales en oro.

Enterados primero el Rey de Prusia Federico primero y después el Rey de Sajonia, le cogen prisionero para que trabaje para ellos. Le ponen un ayudante con un nombre muy difícil de pronunciar: TSCHIRNAUHAUSEN.

Los reinos de toda Europa, contrataban a espías para intentar conseguir el elemento secreto que faltaba para crear una cerámica blanca y resistente. Incluso algunos alfareros italianos intentaban crear porcelana con hueso molido o vidrio lechoso, pero no conseguían dar con la tan preciada porcelana.

Aunque TSCHIRNAUHAUSEN muere pronto descubre, junto con BÖTTGER, por casualidad, el elemento secreto: El caolín (arcilla blanca) y con ello la  primera  fórmula de la pasta dura, un poco tosca y no blanca.

En 1712, y después de arduos intentos, consiguen que esta pasta dura fuera translucida y, de este modo, conseguir la primera pieza de porcelana EUROPEA.

 

 La ciudad de Meissen, en el estado de Sajonia, tuvo el monopolio de esta pasta dura, produciéndole opíparos beneficios económicos, hasta que el hermano de Böttger,  una vez muerto este,  huyó de la fábrica llevándose la fórmula y los moldes a Viena. Perseguido y acosado por cazarecompensas a sueldo y todo el ejército prusiano, huye a Venecia.

A partir de 1750, el secreto mejor guardado por Augusto de Sajonia,  ya lo conocían todas las fábricas de Europa, perdiendo éste un gran poder económico que hizo temblar su imperio.

Ahora, cuando caiga en nuestras manos una porcelana, debemos pararnos a pensar, que un pedazo de barro blanco, cambió el curso de la historia.

(youtube: El maestro anticuario de eme)

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