OPINIóN
Actualizado 05/02/2015
Adolfo Prieto Palomares

En esto del fútbol, cuando los resultados no acompañan, el refuerzo positivo debe ser pieza clave en la enseñanza de los jugadores, debiendo ser más alto cuando menor es la edad de los jugadores.

Siempre se ha de procurar ver la botella medio llena y no medio vacía, no significando esto que haya que restar importancia a los errores o fallos cometidos en los partidos, pero sí que es necesario que se resalte en mayor medida aquello que los jugadores han hecho bien para que ellos mismos vayan asimilando que lo que entrenan son capaces de trasladarlo al terreno de juego en una situación real de partido. De esta forma se verán capaces de sacar adelante, de corregir, esos errores, esos fallos, dando al entrenamiento el valor que realmente posee.

Un jugador, un equipo, que siempre es corregido, que siempre recibe críticas por el juego desarrollado, que nunca recibe una felicitación, jamás progresará porque terminará convenciéndose de que no es capaz de jugar bien, terminará creyendo que le es imposible aprender debido a que nadie le ha recalcado lo que sí ha hecho bien, lo que ha aprendido, al final terminará por dejar de tener ilusión por el juego.

Y ese refuerzo positivo, esa manera de ver la botella medio llena, forma parte no solo del entrenador, sino de todo el entorno del niño. Complicado lo tiene un entrenador que trata de sacar adelante las virtudes del grupo, del niño, si el entorno hace todo lo contrario, cuando precisamente es en este entorno donde el jugador pasa la mayor parte de su tiempo.

Los resultados puede que no acompañen, pero de todo siempre se puede sacar algo positivo, todo depende  de la perspectiva con que mires y si se escoge la correcta, se podrán ver las cosas de la manera más optimista y gratificante para el jugador.

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