Es lo que tenemos y de ello hemos de presumir, es lo que debemos explotar. Ante todo la Plaza Mayor, la más hermosa de todas las plazas; y el Patio Chico, las dos catedrales, y una sucesión de monumentos aquí y allá, a la salida de una calle, a la vuelta de una esquina, tras un recodo en nuestra visita, cuando creemos que todo ha terminado, que no quedan otras maravillas en nuestro camino. Si lo que relatan los periódicos estos días sobre Salamanca en la Feria de Turismo, es verdad y no tengo porqué dudarlo, a seguir en esa línea, a forzar la máquina, a demostrar las razones para ser Patrimonio de la Humanidad, a continuar llenando nuestras calles de turistas admirados en su recorrido.
La menor sombra de duda sobre una actuación política es motivo suficiente para apartarse de ella y no repetir. Si en las próximas elecciones de mayo el coordinador de la campaña del Partido Popular es el que se dice, se rumorea e incluso se denuncia, el mismo, en definitiva, que andaba en estos asuntos en mil novecientos noventa y nueve; entonces, oiga, flaco favor se hace al partido que gobierna en esta ciudad desde 1995, que veinte años no es nada, que feliz la mirada? Es de imaginar, también de desear y de obligado cumplimiento que los responsables del partido desechen la idea y aparten a la persona, sería difícil de entender para el común de los votantes, aunque nada hubiera hecho y de nada fuera culpable.
Invito al personal y a las autoridades responsables en especial, cuando regresan por la Rúa hacia la plaza, que alcen la vista hacia la segunda puerta de la iglesia de San Martín -de las tres que en su día tuvo- y observen en lo alto, sobre los tejados, encima de una pastelería y una tienda de chuches. Hace tiempo que ando preocupado por una pared con ventanas desvencijadas, lo que parece una vivienda abandonada y en deplorable estado, amenazando una caída inminente. Es de imaginar que los servicios técnicos del Ayuntamiento y la Comisión de Patrimonio se habrán dado cuenta ya, que andarán en ello y que los peligros de derrumbe son imaginaciones de mi querido Sancho. Y que no lo ven aquellos clientes que nos descubrieron en Fitur y se acercan a Salamanca.