¿Cuál es el camino más directo hacia la verdad? ¿La Razón? ¿O la fe? Parece una pregunta sin respuesta, una pregunta para un debate sin fin. En la Pastoral Universitaria un grupo de jóvenes inquietos se reúne una vez a la semana para conversar, debatir y
Razón y fe o como llamarlo, el pensamiento sobre lo que viene dado, o por ponerlo más simple, el poder de la ciencia frente a lo sagrado y la gracia. Es bueno discutir y precisar estas dos palabras ya que a lo largo de la historia han dado muchos quebradores de cabeza. Autores como San Agustín, Santo Tomas, Plotino, y otras muchos se han encontrado con tal dilema. Por lo pronto, algunas opiniones vertidas hacen que predomine la razón sobre la fe y viceversa. Es un cuento de nunca acabar. Hasta los mismos papas de la historia se han pronunciado, los más tardíos como San Juan Pablo II, y del último pontífice, ya emérito Benedicto XVI también han colaborado.
Es preciso rescatar lo que nos dice Benedicto acerca de esta relación. El, nos invita a que la razón y la fe han de ir juntas de la mano, pues así, el hombre podrá superar los peligros que emergen de las "nuevas posibilidades abiertas a la humanidad". Establecer una correcta comunicación en razón y fe, "nos hace capaces de lograr un diálogo genuino de culturas y religiones. Una razón que es sorda a lo divino y que relega la religión al espectro de las subculturas es incapaz de entrar al diálogo con las culturas".
Pastoral Universitaria ha querido abrirse hueco en este dilema y para ello ha dispuesto de un libro, llamado, "Cartas a un espíritu inquieto" . Este libro, nos ha hecho ver, la complejidad que tienen estos dos términos. Los títulos trabajados son; el hombre como pregunta, ¿el cristianismo como respuesta?, la inaudita pretensión de Jesús, ¿es razonable creer esto?, entre otros. Cada apartado contiene una reflexión del propio viajero con algunas cuestiones más existenciales que puramente teológicas.
Nunca sabremos cómo poner en acuerdo estos dos conceptos. El hombre en sí es complejo, pero si este sabe que Dios mismo lo ha dotado de razón y es figura divina ante sus ojos, la comunicación entre la razón y la fe ya viene dada. Esta noción la pondría como, la contraposición entre el corazón y la mente. Dos realidades puestas para seguir descubriendo la verdad. Por ello, el corazón es esencia divina que siente, que late, pero que a la vez piensa, y por parte de la mente, es una realidad que piensa y que está abocada a abrirse al corazón, pues lo fundamental que tiene que predominar es el sentir. No olvidemos que Dios nos pensó en un principio y nos creó, y al crearnos nos hizo seres humanos con corazón para sentir.
Pakiño Carbajo desde la Pastoral Universitaria