Da gusto ver que hay discusiones que no son previsibles en la improvisada tertulia del bar de Emilio. Esos temas en los que no nos dividimos en derecha e izquierda (por no decir PP e izquierda, ya que los populares tienen secuestrada toda esa ideología). Eso es lo que nos está ocurriendo con Grecia.
Emilio, del PP a ultranza, tiene el coco dividido. Dicen en su partido que lo que hacen en Syriza es ilegal, que llevará al país heleno a la ruina? Y piensa Emilio que difícilmente puedes irte a la ruina cuando ya vives en ella. Y es que las cifras de personas que mueren de frío, le helaron el corazón.
Dice Emilio, que Syriza no es lo mismo que Podemos. Que allí están peor y que, por consiguiente, el invento ese de Pablo Iglesias no se justifica. Le responde Nekane, y se enfada. "O sea, ¿que para buscar soluciones tenemos que esperar a que se mera nuestra gente en sus casas porque no puede poner la calefacción?" Y Mario, de izquierdas de toda la vida, pide prudencia, que no se ignoren las repercusiones económicas así como así. "Porque habrá repercusiones".
Emilio, entonces, se enfada y grita. "¡Nos faltan cojones! Eso es lo que han tenido los griegos y, aunque no me gusta lo que hacen, se lo reconozco".
Yo me tengo un lío del trece en la cabeza. No me gusta que la nueva agrupación se llame Pabloiglesias y se apellide Podemos. No me gusta que las bases hayan quedado relegadas por una estructura similar a lo que había hasta ahora? Pero sé que necesitamos una transición? Y un cambio? Y decirle a la Troika que no es bienvenida, porque nunca nos ha respetado.
Mi cabeza está para pocas. Pago una ronda y me voy a casa. El viento sopla con tanta fuerza, que se empeña en robarme las ideas. Y lo consigue. Pabloiglesias desaparece de mi cabeza. En ella sólo queda mi ideología.