OPINIóN
Actualizado 30/01/2015
Eugenio Sánchez Redondo

   Podemos caricaturizar todo y a todos, utilizar el sarcasmo, la ironía.

   El problema es que alguien se sienta ofendido, cuando llega la burla pueden concurrir varios aspectos; la ignorancia, la envidia, la supremacía, la barbarie, la falta de respeto hacia la dignidad del otro.

   El Hombre de Blanco (quizá estas letras pudieran ofender al cristiano recalcitrante), se mojó, "ole su túnica", opina, dice lo que piensa y no hiere con sus palabras, plantea varias reflexiones para que cada cual esté o no de acuerdo: "Libertad debe ir acompañada de prudencia".

   Periodistas, cronistas, extienden el mapamundi del  genocidio cobarde que proviene de todas direcciones hoy en día, no hemos tenido bastante con el pasado, dos guerras mundiales y todos sus descendientes. Terrorismo, xenofobia, fanatismo, Sudáfrica, Ruanda, Ucrania, Afganistán, ?

   Alguien se impone la corona de Salvador de su pueblo o ideología, se enfunda un cartuchera (de dónde habrán salido nos preguntamos balas, misiles, armas químicas) y se atribuye el poder divino de quitarle la vida a otro porque sus pensamientos no coinciden, porque es de otra raza tocada con la varita de los dioses, porque la religión me lo dicta y me convertiré en mártir.

   ¿Y el dolor?, y las heridas.

   Nadie gana en las guerras, todos perdemos, sea por un pedazo de tierra, por ideas o por egos.

   Cerramos los ojos, no queremos, no podemos o no sabemos ser hermano del otro.

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