OPINIóN
Actualizado 30/01/2015
Juan Robles

Claro que estamos pasando una epidemia de gripes, catarros y resfriados. Así nuestros hospitales están a rebosar, especialmente sobrecargados los servicios de urgencia, a la vez que la reestructuración y reducción del personal de la salud, y la adaptación del personal a los nuevos servicios, complica todavía más la situación sanitaria. Los sindicatos del personal de salud y los partidos de oposición protestan y reclaman, sin muchos resultados que puedan verse inmediatamente. Los que trabajamos en el Hospital de los Montalvos constatamos esa situación de emergencia, ya que son derivados allí gran parte de los enfermos afectados de neumonías y otras afecciones respiratorias. E incluso ha tenido que ser abierta una sección que en principio se había preparado para afrontar los contagios del ébola.

Pero otros resfriados conmocionan diversos lugares y situaciones, especialmente las políticas en sus diversas vertientes: elecciones adelantadas y esperadas, denuncias judiciales por abusos en Cataluña o en Cajamadrid, y tarjetas bancarias de empresa usadas para beneficio personal, casos del Gurtel o de la infanta Cristina, abusos sexuales incluso con niños, cadenas de abusos de tipo esclavitud o trata de personas, etc., etc., etc? El resfriado es largo y repetido.

Y eso sin mencionar el otro resfriado que afecta a toda Europa y a su moneda y prácticas económicas y sociales, cuyo punto álgido está siendo el triunfo del partido Syriza en Grecia, y las primeras provisiones tomadas con la máxima urgencia por su nuevo e imprevisible gobierno. ¿Cómo habremos de afrontar el constipado reinante?

No podemos olvidar tantas situaciones de violencia, de extorsión, de asesinatos o atentados de tipo militar o de autoinmolación, que alcanza incluso a uno de nuestros militares en comisión de servicio en el Líbano.  De otro signo, pero afectando a los cuadros militares de la OTAN, hay que tener presente el suceso inesperado del avión que se acaba de estrellar en la escuela militar de Albacete con efecto de once fallecidos griegos y franceses y otros 20 heridos graves.

Siguen los resfriados generalizados. ¿Habrá remedio para tantos contagios políticos, físicos, morales, intelectuales?? Hará falta un esfuerzo extraordinario para la superación de la epidemia que nos acorrala por todas partes. Tendremos que preguntarnos cada uno qué posibilidades tenemos de aportar algo por nuestra parte para remediar la epidemia generalizada. Que Dios nos coja confesados.

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