OPINIóN
Actualizado 27/01/2015
Coopetidores íntimos

 Inmensa e inmortal Salamanca...mi Salamanca...nunca he conocido algo más hermoso, su grandeza es enorme, la ves y pareciera que te abraza, que te mete dentro de ella, y sientes su olor, su aroma su fragancia; la presientes y hemos de cuidarla con mimo y con cariño, puede que me quede corto en mis piropos, puede que no la merezcamos, pero lo que si hemos de demostrarle es que la amamos.

Ya desde que despunta el día ella se mira en el espejo del río, la siempre bella, la siempre hermosa Catedral, coqueta y de hermosura exuberante, con su esbelta torre dorada, que cada día se refleja para delirio del que  pasea en la otra orilla, y quisiera zambullirme en esas tranquilas aguas para poder abrazar en el reflejo de su hermosa silueta, para en la humedad de su río decirle, "como me gustas mi Salamanca".

Ahí está desde el alba, como cada mañana mirándose en el Tormes, acariciando sus cabellos dorados, y yo paseante, cuanto más la miro más me gusta, y paseo pisando las hojas secas que el otoño nos dejó, por esa alfombra de colores, y la huelo, si, siento su aroma, su fragancia, y vuelvo a mirarla, y veo su elegancia, su porte, su serena belleza reflejada en el remanso de su espejo, y la miro con ternura como amante a su amada. 

Siento los labios del viento que susurran al pisar las hojas secas del camino, y la miro, y percibo la suavidad de su brisa. Su Tormes, es relax, color, frescura, todo lo necesario para soñar y sentarse junto al tronco del frondoso

árbol y vivir ese momento mágico que nos eleva a lo más alto, a lo más sublime, es tiempo para vivir soñando y cuando despiertes, todo sea mágico.

Y caminas, y miras su Casa Lis, bella y susurrante, mirando al Tormes al que ve como pasea por su lado día y de noche y brilla en destellos, y la luz que desprende la hace más hermosa

Hermosa por fuera, preciosa por dentro, su hermosura exterior incomparable, su preciosidad interior para sentirla, mimarla, mirarla, y admirarla, en cada uno de sus rincones, con olor a incienso perfumada, como flor del desierto regalada.

Me emociona ver como tanta belleza me mira y me seduce, me atrae, me envuelve, me enamora. Y su Plaza Mayor, la más hermosa y elegante que se pueda imaginar, sin duda es la joya delicada y mejor tallada, su porte

es inigualable, y cuando penetras en ella, te abraza con su delicada figura, en la noche permanece callada cual dormida, para con la calidez del sol, convertirse en alegre, salerosa y animada. Y

miras su catedral, ella, la que está por las alturas, la que acaricia la niebla y que casi toca ese inmenso azul del cielo, ella, la que brilla en las mañanas soleadas, que con sus primeros rayos el Sol besa, ella, la de piel dorada, como si del mar viniera y en la noche es acunada por la luna, ella, que la brisa del río la acaricia, ella, la que es capaz de bajar de las alturas y reflejarse en el agua de la lluvia.

Mi Salamanca, estoy aquí, pierde tus miedos, y deja que penetre hasta los confines de tu universo, tú eres luz, la que ilumina mi alma, yo lo confieso, ¡TE AMO!

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