OPINIóN
Actualizado 27/01/2015
Daniel Prieto

Salamanca busca la cultura y la cultura busca a Salamanca. Esto es como el comer. ¡Qué haríamos sin nuestros monumentos! ¿Y qué debemos hacer si un monumento enferma y amenaza con caerse? Es de Perogrullo: ¡Sostenerlo! Justamente lo que demanda en estos m

Nuestra ciudad es un referente mundial de cultura. Pero la cultura necesita hacer músculo. Y no basta con tomar la oruga turística y darles un paseo por la ciudad a las personas que nos visitan. Salamanca, como vecinos, nos obliga a estar a su altura. Pensemos que nosotros o las generaciones futuras no van a ser más cultos sólo por vivir en ella. Pero sabemos que por naturaleza (a pesar del axioma "quod natura non dat, Salmantica non praestat") el ser humano emplea  un porcentaje muy exiguo de sus capacidades intelectuales, con lo que hasta el menos hábil, afanado en hacer mayor uso de ellas, puede equilibrar estas deficiencias.

Y al hablar de capacidades, si algo distingue a las personas del resto de las especies es ser capaz de enhebrar signos, darles significado y comunicarse mediante sus conocimientos. Así nace la Palabra, la Pintura, la Música, la Ciencia?, que no significa que todos tengamos al alcance ser grandes poetas, músicos, pintores o científicos? pero sí podemos crecer y disfrutar con el placer de la poesía, el ensueño del teatro, el magnetismo de la música, la belleza del arte o el interés por lo científico. Ésta, por ejemplo, es la labor que durante muchísimos años viene prestando el Ateneo.

Ahora nuestro Ateneo, el de usted y el mío, el de niños, jóvenes y mayores, está muy vivo, pero necesita ayuda. Un Ateneo que, como recientemente dijo su director Luis Gutiérrez, está al margen de las ideologías, pero con sumo respeto a todas ellas. Eso es constatable, eso es parte de su historia y del presente; pero hoy, desgraciadamente, y esto sí es un terremoto mundial, la ideología del dinero lo contamina todo. Las leyes cambian, se actualizan para dar pleitesía al becerro, y éste, como la lava, baja inundando todo lo que encuentra a su paso. No discrimina entre lo que es servicio sin ánimo de lucro de lo que pueda ser un suculento negocio.

Esta es la amenaza que intenta agobiar al Ateneo. Y como los pormenores son públicos y de ello ha venido informando puntualmente la junta directiva, nosotros humildemente nos sumamos a ello y también a lo dicho por Luis Gutiérrez, Toño Blázquez, Jotamar y otros columnistas en sus artículos y en distintos medios de comunicación. En resumen, el Ateneo necesita mayor número de socios para sobrevivir a una Ley del Alquiler que le carcoma los cimientos. ¿Lo inmediato?, la solución menos mala donde llevar su sede; ¿la aspiración?, conseguir un espacio en el que pueda acoger los actos que en la actualidad se celebran; ¿lo necesario?, lo dicho: crecer en el factor humano.

Ser socio es un tema de comprensión. Cualquier evento cuesta dinero, aun ahorrándose los gastos de personal, que en este caso son labores totalmente desinteresadas. Por tanto, que el Ateneo realice un llamamiento a las instituciones y a todos los salmantinos y un esfuerzo, si pueden, a esos amigos a quienes tantas veces ha sacado de casa como la mejor opción de ocio cultural en Salamanca, o para rescatarles de alguna aburrida tarde de televisión, creo que es un mensaje entendible por todos.

No obstante, el Ateneo podrá ser de otra manera, pero es ingenuo pensar que vaya a desaparecer. Voces hay que se decantan por decir que saldrá de ésta más fortalecido; en absoluto merodea el pesimismo. Pero como dijo el insigne sociólogo Max Weber: "El hombre no hubiera obtenido lo posible si no hubiera pugnado por alcanzar lo imposible". Aunque lo importante, lo que realmente daría oxígeno al Ateneo, nos reiteramos, sería un mayor número de socios que dieran estabilidad y divulgaran sus muchas actividades. 

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