OPINIóN
Actualizado 26/01/2015
Jotamar

Hoy va de vecinos enfadados en esta ciudad apacible. Por una parte están los de la avenida de París, que no hacen vida de su calle, en especial en su bulevar central, sucio un día sí y al otro también, porque aunque las máquinas barredoras dejen como los chorros del oro las cercanía, los alrededores, tal parece como si tuvieran prohibido meterse en los jardines, o a los operarios les llegara la desgana y la pereza. Uno de los vecinos, molesto con el abandono y buen ciudadano, acostumbra a telefonear a la empresa responsable, siempre con la misma cantinela: mire usted, soy el vecino de cada quince días, ¿podrían venir a limpiar el bulevar de la avenida de París? Con lo sencillo que es tenerlo en cuenta cada mañana y limpiarlo, sin más.

Otro sí, digo. Hay un bar de copas en María Auxiliadora, cerca de la iglesia y en los sótanos de un edificio, en continuada escandalera un sábado sí, al otro también y cuando se tercia, que es a menudo. Por un extraño permiso otorgado hace muchos años, se le permite abrir su establecimiento a las seis de la mañana, algo inexplicable desde todo punto de vista. Como consecuencia, allí van a parar en las noches de movida todos aquellos individuos que quieren seguir con la jarana cuando cierran el resto de los locales de 'coperío' de la ciudad. En la mañana del sábado pasado entre las nueve y las diez de la mañana, después de una noche con los vecinos en permanente vigilia, allí acudieron tres coches de policía y varios agentes para cachear y pedir la documentación a los alborotadores? Si es que no había cosas más graves. 

No es de recibo y urge retirar esa licencia, impidiendo de esta forma que continúen los altercados, broncas y juergas. Hágase con arreglo a la ley, por el bien de la vecindad que ni tiene culpa ni porqué aguantar, revocando hoy mejor que mañana el permiso. De otra manera, hasta que tengamos que lamentarlo.

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