OPINIóN
Actualizado 24/01/2015
José Ignacio Falces Yoldi - Agronews CyL

Indudablemente estamos ya en precampaña electoral, o como se quiera llamara a este largo período de tiempo que antecede a las dos semanas de campaña legal. Desde hace pocos meses el adormecido Ayuntamiento, gobernado por el PP, de repente ha entrado en una fase de frenética actividad basada en lo de siempre: obras.

Parece que los seres humanos sentimos fascinación por modificar nuestro entorno hasta el punto de dejarlo irreconocible, y cuanto más grandes y espectaculares las obras mejor. En realidad el espacio en el que habitamos y nos movemos todos los días lo hemos modificado y condicionado de tal forma que es inexplicable sin tener muy presente nuestra presencia. Y para espacio antrópico por antonomasia la ciudad, que resulta ser una obra interminable. Pues en estas estamos, con una sucesión de pequeñas obras, centradas en glorietas o rotondas y en aceras, además de aparcamientos que siempre contentan hasta a los que no tienen coche.

No soy contrario a las glorietas, aunque en cruces con alta intensidad de tráfico generan retenciones puntuales. Las dimensiones de algunas son exageradas y con demasiados carriles que sólo contribuyen a la confusión, más de dos son innecesarios. Lo peor es que se olvida a los peatones, alargando de forma incomprensible sus recorridos. Como las personas se empeñan en caminar en línea recta, sus entornos se terminan llenando de vallas, nueva afición municipal que se impone sin que nadie diga nada. Se enjaula a las personas para dejar claro que la calle es del coche (que sólo representa el 23% de los viajes frente al 61% que se hacen caminando). O se estrechan tanto las aceras que se dificulta el paso de la gente, hasta provocar situaciones peligrosas. La nueva glorieta de Adolfo Suarez, junto a Derecho, es un magnífico ejemplo de espacios exiguos para el peatón, encima compartido con la bici (vaya, un vehículo). No importa, mejor que la gente deje de caminar y coja el coche.

Otro tema en el que se están centrando es en reparar aceras. Buena idea dado que se actúa en sitios que claramente pertenecen a otros tiempos. Lo que no acabo de entender es cómo arreglar aceras termina convirtiéndose en aumento de espacio para aparcar, como en la Avenida de Portugal en el entorno del Parque de Villar y Macías. En vez de ampliar aceras estrechas y, de paso, plantar árboles muy necesarios para combatir los efectos de la contaminación urbana (que no existe para el Ayuntamiento aunque los datos oficiales digan que es preocupante en algunos momentos del año). Hay demasiadas calles que piden a gritos que se mejoren sus aceras, como la Avenida de Portugal entre Torres Villarroel y el mencionado parque, o la Avenida de Villamayor, o el Paseo del Rollo, o Federico Anaya (perdón, ahora María Auxiliadora, ¿la iglesia católica patrocina las calles de nuestra ciudad como algunas empresas estaciones de Metro de Madrid?, y ¿pagan por ello?) por poner algún ejemplo. Pero claro, es mejor crear carriles innecesarios para el tráfico que ampliar aceras aunque los peatones terminen caminando por la calzada.

En definitiva, obras que, por supuesto, generan empleo. Aunque sea de mala calidad y temporal. No me explico que con tantas obras estratégicamente distribuidas a lo largo de los mandatos, hayamos perdido 10.000 habitantes en los últimos 20 años y tengamos tanto paro. Supongo que exagero. De todas formas necesitamos repensar nuestra ciudad desde nuevas perspectivas, y parece que algo se mueve. Esperemos que esto nuevo nos traiga una campaña electoral diferente donde se hable de la ciudad en su conjunto y sobre todo de la gente que la habita.

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >Precampaña electoral con sabor a viejo