OPINIóN
Actualizado 22/01/2015
Adolfo Prieto Palomares

Como aquella famosa frase que quizás los más jóvenes no hayan oído nunca y que hizo tan famoso al humorista argentino Joe Rigolli dando vida al personaje de "Felipito Tacatum", allá por los años 70, " Y YO SIGO".

La semana pasada titulé mi columna "El silencio de los adultos", clamando que este silencio no sirva de escondite a aquellos que no hacen más que daño al fútbol y que en cierto modo los convierte en cómplices de acciones tan bochornosas como las que semana tras semana se viven en los campos de España.-

En esta semana otros dos casos han copado las noticias de los principales diarios de la provincia con imágenes tan indignantes que de verdad me hacen pensar en el tipo de educación que somos capaces de dar a nuestros vástagos.-

Mientras los autores de éstas, sigan amparándose en la masa para cometerlas continuarán ocurriendo, mientras los "valientes" sigan valiéndose de este silencio continuarán marcando a toda una afición y de eso parece que no nos damos cuenta. Cierto es que desde estas letras no acuso a nadie, pero si acuso que ocurrieron unos hechos y como en todo, habrá dos versiones. Sea cual sea la versión verdadera, ésta solo saldrá a la luz si el silencio se convierte en voz testifical y si dejamos en paz a esa falsa solidaridad o a esa hipocresía solidaria, que solo alimenta el FALSO VALOR de los que tiran la piedra y esconden la mano.-

¿Se sentirán orgullosos? Pues posiblemente si sus "hazañas" son motivo de congratulación en el grupo de amigos, de aficionados o en la tertulia del bar, estos personajes se sentirán plenamente llenos con lo que han hecho; sin embargo, si ocurre todo lo contrario, si notan el vacío, el silencio de los de alrededor y si su mente tiene el número de neuronas que ha de tener, quizás y solo quizás, se darán cuenta de que sus acciones solo van en contra de todos aquellos que están a su alrededor

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