OPINIóN
Actualizado 20/01/2015
Montse Villar

Ella vive en el transtierro americano, por Florida, pero su quehacer y sentir literario no está desenraizado de único continente de la lengua castellana

Una poeta colombiana a la que hay que considerar es Pilar Vélez. Y así lo entiendo porque en sus versos subsume o despliega una variedad de firmamentos: tras una aparente sencillez resplandece la Poesía, cosa no muy frecuente en estos tiempos. Ella vive en el transtierro americano, por Florida, pero su quehacer y sentir  literario no está desenraizado de único continente de la lengua castellana, y no solo por ser fundadora y directora del capítulo AIPEH Miami (Asociación Internacional de Poetas y Escritores Hispanos / Asociación Internacional de Arte y Cultura Hispana). También por lo que dice y trata de decir, por las sílabas que junta para seguir la estela de la magnífica lírica de su país natal.

No la conozco personalmente, pero una buena amiga ecuatoriana me acercó a Salamanca la segunda edición de su libro, 'Soles manchados' (Snow Fountain Press, Miami, 2014, pp. 64), debidamente dedicado. Le agradezco por lo que dona: amor filial, denuncia contra injusticias, eros imprescindible, intimidad confesante, alta fidelidad a los maestros, paisajes de ahora y de la infancia, el Tiempo y sus silencios, la Palabra fundacional?

Lean lo que escribe Pilar Vélez (Cali, 1970). Aquí les dejo con cinco esquirlas de su canto.

 

 DISFRAZ

 

De mí vientre

puedes arrancar la araucaria

los versos malsanos y las púas

la piel que ya no cubre el beso

 

Mi espíritu hace rato que vuela lejos

el viento solo se lleva el viento

 

 

ELLA

 

La que hala mis cabellos

me asalta

en su sonambulismo

inventa otra noche

y se pasea en mí

 

La que no teme

se burla de la carne y de la ofrenda

cambia a su gusto de pieles

 

La que alumbra otros mundos

desde su vigilia

 

De día es otra

la que escribe

la que salta los barrancos

y vaga en el silencio de mi desnudez

 

A su antojo me rompe me hace otra

matiza con color mi sufrimiento

 

 

COMO LA SERPIENTE

 

No te cansas de dar vueltas

entre los mundos que te habitan

 

Acumulas recuerdos

canoas que llevan días de una orilla a otra

 

Vigilante acechas gestaciones

y esperas

 

Cuando creo que duermo

el tic tac me despierta

clavada a tus manecillas

en los sonajeros de tu cascabel

 

 

ME DIBUJO

 

Soy de mí la nueva imagen

florecida en el deseo

 

Espina de la carne

poema tatuado en la desventura del recuerdo

letras cubren mi rostro

lágrimas que escapan del cautiverio

 

Cierro los ojos al trazo

la aguja teje la memoria

burbujas entintadas recorren laberintos

en los que antes nadie (nada) entró

 

Soy una mujer recién salida de la concha

libre para regocijar el tiempo

 

 

MADRE

 

La tristeza me arropó entre las sombras

su vahído es látigo y destierro

 

Esta hora es vendaval que arrasa

busco refugio en tu lecho   que es partida

 

Madre de ojos quietos respiras

salvada del minuto que tocó a la puerta en desespero

 

Viene por tu cuerpo

 

No hay ojos que atestigüen tu palidez

y las manos manchadas

no acusan estaciones

 

Esperas al tiempo que cortará el hilo

 

Tu paz

se ha llevado mis sombras

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