OPINIóN
Actualizado 20/01/2015
Cipriano Pablos

Pasado un tiempo, y ya desde la distancia del momento en que ocurrió, dicen algunos que ha patinado con sus comentarios a raíz del Atentado yihadista de París. Yo creo que, una vez más, ha estado en su papel de hombre sencillo, humano  y por muy Papa que sea, tiene sentimientos y los expresa con naturalidad y sin hipocresía alguna. No ha justificado nada, ni ha puesto en entredicho la libertad de expresión, que no es un derecho ilimitado, por más que algunos así lo crean. Cuando se vive y se convive en sociedad, prácticamente todo tiene un límite, para que la sociedad sea habitable, justa y respetuosa.

 La injuria gratuita, el insulto y la demonización de personas y creencias, porque no se ajustan a mi pensamiento, no pueden estar avaladas por ningún derecho. Se puede pensar y creer en lo que más convenga o convenza a cada uno, pero manifestarlo de forma grosera y burda, con la intención de herir sensibilidades, eso es otra cuestión.

El Papa ha pedido que se respeten todas las creencias y eso no es limitar la libertad de expresión de nadie. Y como ser humano que pisa la misma tierra que los demás humanos, ha manifestado que le darían ganas de dar un tortazo a quien se atreviera a insultar a su madre. Id levantando la mano los que no pensáis lo mismo. Que te den ganas de dar un tortazo a quien insulta a tu madre no significa que termines dando el tortazo, el ojo por ojo, que han dicho algunos. No saquemos las cosas de quicio y  mareemos el tema porque el Papa ha dicho algo que sentimos todos, llegado el caso.

Como ciudadano de bien lamento que haya tanto extremista dispuesto a matar, porque se ha sentido ofendido en sus creencias. Y como ciudadano con sentido común me pregunto qué buscan y a qué aspiran quienes ejercen este periodismo extremista (también). ¿Se siente con la obligación de informar de la manera que lo hacen?  ¿Han observado que  la ciudadanía o sus lectores reclaman el derecho a recibir esa información, con esas formas y en esos términos?

La violencia no tiene justificación nunca y por nada del mundo se puede matar a un semejante, por más que te haya ofendido o provocado. Pero no olvidemos que todos estamos obligados a ser más tolerantes, más respetuosos y a poner de nuestra parte lo mejor para que no terminemos haciendo del mundo un lugar inhabitable. Yihadistas no, y periodistas sin límites y sin conciencia de lo que debe ser su profesión: un servicio a la verdad, tampoco.

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