OPINIóN
Actualizado 19/01/2015

Ando perplejo, indignado y preocupado  con el tipo de sociedad que estamos sembrando, donde la mezcla de permisividad, lenguaje impuesto y  complejos nos hacen caer en un "tontobuenismo" peligroso y  poco inteligente.

Los recientes hechos que han sacudido y acuden a nuestros compañeros de correrías europeas, y vecinos, deben hacernos reflexionar y actuar. Que la sinrazón y el extremismo religioso más medieval se lleve tan gratuitamente por delante la vida de ciudadanos libres y democráticos es  "para hacérselo mirar". En España hemos sufrido el envite  en Atocha y aún seguimos expuestos a una lacra que nos lleva amenazando años, y ante la cual nuestra respuesta  es un cóctel de desorientación, tibieza y pérdida de identidad.

Pecamos de buenos y de tontos, si de tontos. En un país dado a los extremos, donde pasamos del negro al blanco sin escala de grises, la amenaza a nuestra forma de vida, a nuestro desarrollo, a nuestra democracia, imperfecta, pero nuestra, es una respuesta low cost: Facilona, barata y para salir del paso. Si uno dice que ante este tema hay que coger el toro por los cuernos, ¡uy perdón! que he dicho toro, que la libertad hay que defenderla con uñas y dientes o que lo razonable cuando vas a casa ajena es que por educación y respeto uno se adapte a sus anfitriones? Como mínimo te cae un sambenito de recortador de libertades y derechos.

Pues yo digo que hay que ser estrábico y peligrosamente dogmático para no apreciar lo que pasa. En este caso admiro profundamente el concepto de nación, de valores comunes y de juego en equipo  que entorno a lo suyo y a los suyos  ejercen los Estados Unidos de América. Esa nación caleidoscópica que cuando se trata de hacer piña ante su "way of life" son únicos. No puede ser que cada día más de veinticinco mil personas crucen la frontera ceutí sin un  control adecuado a los adelantos de nuestra era tecnológica que permitan detectar a quienes se nos acercan con intenciones cuanto menos sesgadas,  no puede ser  que nuestros impuestos sirvan para promocionar todo lo contrario a lo que somos, no puede ser ?

En parte creo que tenemos actualmente unos dirigentes acomplejados y electoralmente condicionados ante el discurso impuesto desde la zurda ideológica donde decir según qué cosas, apelar a que otras no te gustan o actuar con firmeza en determinadas situaciones es poco menos que  ser un apestado, mientras  desde su lado de la acera pueden vapulear y cuestionar lo que les venga en gana sin ningún miramiento.

Abogo por la adaptación, por el respeto y  porque democracia signifique rocosidad y no vulnerabilidad, en definitiva, por aplicar el sentido común que permita diferenciar entre dar oportunidades y abusar de ese tontobuenismo mal entendido que sin duda nos hace peores. Porque sin vida no hay libertad y sin vida no hay derechos.

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