Por Asunción Escribano, escritora, catedrática de Lengua y Literatura en la Universidad Pontificia de Salamanca
Arrastran la primavera con sus alas, y en ellas va también anudada la esperanza. A pesar del frío que todavía persevera agazapado detrás de lo que queda del invierno, ellas empiezan a extender ya sus alas.
"Por San Blas, la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves", dice el refranero popular. Pero este año se han
anticipado a San Blas y algunas llevan asentadas en nuestras torres varias semanas. Su llegada clarea intensamente la luz del cielo claro de esta ciudad. De ellas se ha escrito casi todo, y siempre hermosamente. Antonio Cabrera las asocia al contraste entre silencio y ritmo.En el inicio del amanecer las campanas las anuncian y acompañan en sus planeos: "Nadie en la calle./ Llanura amanecida/ Campana y vuelo". Alberti convierte también su crotorar en melodía y nana: "Que no me digan a mí/ que el canto de la cigüeña/ no es bueno para dormir.// Si la cigüeña canta/ arriba en el campanario,/ que no me digan a mí/ que no es del cielo su canto".
Machado anuda en ellas el desplegarse de la tibieza tras el frío, la pujante primavera que empieza a dejarse ver en la incipiente yema de la luz: "Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario./ Girando en torno a la torre y al caserón solitario,/ ya las golondrinas chillan. Pasaron del blanco invierno,/ de nevascas y ventiscas los crudos soplos de infierno./ Es una tibia mañana./ El sol calienta un poquito la pobre tierra soriana". Del mismo modo el saber popular las ha incluido en refranes, adivinanzas y canciones. "Cigüeña, cigüeña, la casa se te quema, los hijos se te van, a volar a otra ciudad", recitábamos de niños, en una coplilla que miraba preocupadamente al deterioro del nido, al que vuelven fieles año tras año, y sus consecuencias. Del mismo modo, las adivinanzas que las incluían como protagonistas merecidas dibujaban su afilada silueta con la precisión de un lienzo japonés: "Es blanca como la nieve, es negra como el carbón, las patas como una vela, el cuello como una hoz", "Mis patas largas, mi pico largo, y hago mi casa en el campanario".Asunción Escribano
Escritora. Catedrática de Lengua y Literatura de la Universidad Pontificia
Fotos: Victorino García Calderón, Txema Goiri y Alejandro de Austria