Si la Atención Primaría es la puerta de entrada al sistema sanitario y representa el primer nivel de acceso a la asistencia sanitaria, donde se atienden las necesidades básicas de salud de la población y donde la promoción de la salud y la coordinación con la Atención Especializada son el núcleo principal, está claro, que hoy en día, esta función no se cumple y, sobre todo, no está respondiendo adecuadamente a las exigencias de la población y de los profesionales sanitarios.
En la actualidad, tenemos una Atención Primaria muy desdibujada, caracterizada por la improvisación y descoordinación. Se limita a la atención de los enfermos y la enfermedad, olvidando, en muchos casos, su verdadera orientación de prestar servicios preventivos, curativos, de rehabilitación y de fomento de la salud.
Los recortes y la escasez de medios e inversiones están agravando la asistencia en la Atención Primaria. La masificación y la excesiva burocratización en las consultas quita tiempo de dedicación de médicos y enfermeras a los pacientes; los constantes problemas en los sistemas informáticos ralentizan más el trabajo; las sobrecargas de trabajo al no sustituir jubilaciones, bajas ni periodos vacaciones propician listas de espera que sobrepasan, en algunos centros, la semana, cuando el paciente debería ser atendido al día siguiente para evitar el colapso que se producen en los servicios de urgencias hospitalarios con estos pacientes que deberían ser atendido en el primer nivel, además de encarecer innecesariamente los servicios sanitarios, con el consiguiente despilfarro de recursos, tanto materiales como humanos y, que según dicen, tanto preocupan a nuestros gestores y políticos sanitarios.
Las listas de espera en nuestros Centros de Salud son inaceptables. Demuestras pérdida de calidad en nuestro sistema sanitario y ponen de manifiesto la falta de organización, planificación e ineficacia de sus responsables.Está claro que mejorar la Atención Primaria no es prioritario para nuestro gobierno autonómico. Hasta ahora, la mayoría de decisiones políticas que se han tomada han ido encaminadas al desprestigio de la Atención Primaria, dejándola morir para justificar su privatización y fomentar en los usuarios la contratación de seguros particulares.