OPINIóN
Actualizado 14/01/2015
Fernando Segovia

Sigo viendo imágenes que dan miedo. A las guerras, a los atentados suicidas, a las epidemias extrañas que se puedan desatar, a perderlo todo, a sufrir. Vuelven los tiempos del miedo. Como cuando los de mi generación éramos apenas unos niños. Hemos vivido unos tiempos transitorios de mediana felicidad y pensábamos que esto de antes ya no llegaría. Estamos en los umbrales de la deconstrucción otra vez. Creíamos haber construido un imperio medio estable, solidario y feliz. Y es mentira. No existe tal. Europa como sueño ya no puede existir. Manda la economía (quizás como siempre ha sido) y en eso, el sur, es un auténtico desastre. Reconozcamos.
        

Hoy mismo, esta mañana, cuando escribo, asaltan a tiros la editorial de una revista satírica francesa. Matan a una docena de seres humanos en nombre de algo que no comprendo. Y veo morir, rematado a sangre fría en el suelo, en el vídeo que circuló casi de inmediato, a un policía. Y he vuelto a sentir el horror y el miedo (como se podía percibir en la cara y el gesto del propio agente asesinado). Me pregunto cómo pudo volverse todo tan convulso. Qué ha pasado en este nuevo camino que no reconozco. No sé bien si hay que volver a sentir odio por algo o por alguien en estos tiempos recientes. Pero debo prepararme anímicamente por si eso viene. Por si este mundo que parece deshacerse a trocitos se tornase más virulento todavía. Aún no conocí en persona a quien fuese capaz de morir y matar por un ideal. Ni quiero conocerlo. Eso que me suena tan raro, confuso, lejano y anacrónico. Pero sí percibo que la duda crece y el odio (latente o manifiesto) avanza. Y el miedo a no sé bien qué. O el miedo a todo (ellos, los asesinos, a vivir en libertad y nosotros a perderla). Pero el miedo, a la postre, que está ahí mismo. A la vuelta de todo esto que sucede.  

 

Leer comentarios
  1. >SALAMANCArtv AL DÍA - Noticias de Salamanca
  2. >Opinión
  3. >El miedo